Fracaso, tú no existes has sido inventado por la delirante soberbia.

Fracaso, tú no existes has sido inventado por la delirante soberbia.

Por redacción

Esta es una de las frases de una de las poesías de Rafael Cadenas que en el último período ha sido galardonado con el premio Cervantes. 

El premio Cervantes es otorgado a escritores españoles e hispanoamericanos cuya obra haya contribuido a enriquecer de forma notable el patrimonio literario en lengua española. 

Rafael Cadenas escritor venezolano manifiesta con fuerza, la expresión de sus compatriotas en su discurso ¿Dónde está Venezuela? Seguramente no solo es una pregunta que se hace así mismo sino una pregunta que nos hace a todos ¿Dónde está tu tierra? 

La expresión a través de la pluma no pasa de moda, continúa forjando, manteniéndose, criticando, exhortando, y describiendo lo que humanamente no tendría que existir. Ernesto Cárdenas con devoción, carácter y veracidad manifiesta así lo que queda de su amada Venezuela. 

(…) Lo que queda aquí, rodeado por Colombia, Brasil y Guyana, frente a ese hermoso e imponente Mar Caribe. 

Esto, este corral al norte de la América del Sur. 

Esta republiqueta de vivos, sicarios y malhechores. Esto que ya no es un país sino una parodia de República Bananera. 

Esto no es Venezuela. 

Este pozo de plomo y sangre, este luto en gerundio, este llanto que no cesa, no es el país del que nos canta el Gloria al Bravo Pueblo. 

Esto, este solar de mansas colas de hambruna no es la tierra que parió a héroes independentistas. 

Esto no es más que la “república bolivariana de Venezuela”. Así, con minúsculas. Disminuida y empobrecida. 

Ensombrecida, envilecida y triste, como nos la legó un hombre megalómano que se creyó líder intergaláctico e inmortal.

Un resentido ser a quien ahora pretenden convertir en deidad. 

El mejor premio para un escritor es que su poesía transforme y renueve a aquel que se deleita en el mar de expresión a través de la palabra. Congratulamos a Rafael Cadenas por toda la trayectoria, lo animamos y nos exhortamos recíprocamente hacer vida sus palabras: “Lo que no digo me persigue, se instala en el día, lo corroe. Ácido que iba a ser tinta me azuza hacia adentro donde se hastían mudeces”. 

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