Economía de comunión: nacen los círculos para compartir

Economía de comunión: nacen los círculos para compartir

Por Antonella Ferrucci para EdC Online

Son la novedad de la EdC desde el 2022. El objetivo: acortar las distancias y hacer crecer la comunión a nivel mundial. 

En los años de la pandemia, los empresarios de Economía de Comunión han tenido que enfrentarse a muchos nuevos retos, como todo el mundo.

En estas páginas hemos contado muchas de sus historias de las que hemos entendido que la práctica de la EdC llevaba a tener un “pequeño engranaje creativo extra”, la comunión, para hacer frente a lo que estaba sucediendo. 

Vimos un mayor deseo de confrontarnos, de compartir problemas, ideas y posibles soluciones a los escenarios inéditos que nos planteaba la pandemia, de trabajar en red, en definitiva, más allá de las distancias, dando forma concreta a una comunión cada vez más “global”.

Paradójicamente, esa pandemia, que nos encerró en nuestras casas, nos hizo experimentar las nuevas posibilidades de encuentro que ofrece la tecnología y que aún no habíamos explotado. Y así, la primavera de 2020 vio florecer una multitud de encuentros online en los distintos países en los que se inició un intercambio a 360º, con estudiosos que intentaban dar una interpretación de la excepcional realidad a la que nos enfrentábamos, en diálogo con empresarios que, en cambio, compartían lo que la creatividad y el amor por las personas (sean empleados, clientes, proveedores) les sugería para avanzar y dar respuestas concretas a las nuevas necesidades que la pandemia estaba sacando a la luz. Los polos y las asociaciones de la EdC han desempeñado a menudo el papel de promotores de estas iniciativas.

De esa fructífera experiencia nació la idea de los “Círculos de Comunión”, que hoy se pone en marcha con una doble vertiente: por un lado, para apoyar a quienes están más aislados en su compromiso local, y por otro, para conectar experiencias concretas en diversas partes del mundo que puedan enriquecerse mutuamente. 

Pero entendamos mejor lo que son. Los “Círculos de Comunión” son grupos abiertos de personas con un interés común que se reúnen periódicamente en línea para compartir la vida y discutir un tema específico. El primer objetivo es fortalecer la comunión e intercambiar experiencias, buenas prácticas, preguntas, dificultades, con la intención de recoger experiencias que también puedan ser útiles para otros, para compartirlas a través de la Comisión Internacional de EdC.

Los círculos de comunión son, por su propia naturaleza, espacios abiertos a todos, incluidos los que acaban de iniciar un camino con la EdC, con especial atención a la contribución de los jóvenes. Están pensados para durar sólo el tiempo necesario para debatir el tema concreto que les dio origen; cuando se considere que han cumplido el cometido para el que nacieron, se cerrarán y se reabrirán, quizás, por otras vías. Los temas pueden ser de lo más variado.

Veamos ahora cómo funcionan. Cualquiera puede proponer la apertura de un círculo de comunión en torno a un tema que crea que puede ser de interés para los demás. 

Cada círculo de comunión deberá identificar a dos coordinadores que se encargarán de los aspectos prácticos de la organización del círculo, garantizarán su continuidad durante el tiempo necesario y actuarán como moderadores y garantes de la comunión. Los moderadores se ocuparán de acoger a los nuevos participantes, de recoger sus expectativas, de que todos puedan expresarse y de que todo contribuya a la comunión; verificarán que cada encuentro sea un momento de enriquecimiento para todos y, si es necesario, escucharán personalmente a los participantes menos satisfechos; promoverán la identificación compartida de experiencias o buenas prácticas que se comunicarán a la comisión internacional para su posible difusión más amplia. 

Periódicamente (unas dos veces al año), la comisión internacional de la EdC propondrá una reunión para que los coordinadores de los círculos hagan un balance de sus progresos e intercambien ideas para mejorar su funcionamiento. (…) 

Los círculos de comunión no son un fin en sí mismos. Pueden ayudarnos a experimentar la comunidad global, siempre y cuando sigamos siendo ante todo una comunidad real comprometida localmente en lo concreto. Pero pueden acortar las distancias, hacer que nos encontremos y nos conozcamos, dar voz a quienes tienen nuevas ideas que compartir, proponer colaboraciones a distancia, hacernos experimentar una comunión concreta y global.

¿Qué esperas entonces para unirte a uno de los círculos activos o para crear tu propio círculo si el tema que te gustaría debatir aún no está en la oferta disponible? ¡Buen compartir entre todos!

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