Jesús considera como aliados y amigos suyos a todos los que luchan contra el mal y trabajan, muchas veces sin darse cuenta, para realizar el Reino de Dios. (…)
Jesús nos pide un amor capaz de hacerse diálogo, es decir, un amor que, lejos de encerrarse orgullosamente en nuestra propia individualidad, sepa abrirse a todos y colaborar con todas las personas de buena voluntad para construir juntos la paz y la unidad en el mundo. Tratemos, pues, de abrir los ojos a los prójimos que encontremos para admirar el bien que hacen, sean cuales fueran sus convicciones; para sentirnos solidarios con ellos y animarnos mutuamente por el camino de la justicia y del amor.
Por Chiara Lubich
La Doctrina Espiritual Ciudad Nueva