Un retiro – peregrinaje para celebrar los 80 años del Movimiento de los Focolares

Un retiro – peregrinaje para celebrar los 80 años del Movimiento de los Focolares

El Movimiento de los Focolares en el marco de los 80 años, eligió celebrar este importante aniversario realizando un peregrinaje con todo el equipo del Consejo General del Movimiento y también sus delegados en el mundo. Así participaron también de la región denominada zona Interamericana Roberta Munegato y André Barros. La peregrinación tuvo como itinerario: Asís, Loreto, Roma y el encuentro con el Papa Francisco. Este peregrinaje es también un desafío simbólico que invitó e invita a todo el movimiento a vivir las propuestas de cuanto allí se ha dado.

Primera etapa Asís 

P – Roberta, ¿Qué significó elegir un peregrinaje como forma de celebración? 

R – El peregrinaje fue un largo retiro, nos explicaban que, en la historia, el peregrino era quien adoptaba una nueva forma de vida (…). También nosotros del movimiento hemos elegido un nuevo estilo de vida, el carisma de la unidad. Pero ser un peregrino, esencialmente significaba dejar la propia familia, la casa, los amigos, los bienes, para ponerse en camino, un camino que podía ser hasta peligroso y sin regreso, quien hacía esto lo hacía por amor a Cristo, y porque quería conformarse a él, asemejarse a él que no tenía un lugar donde descansar como dice el Evangelio en Mt. 8,20 que el hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza. En definitiva, el peregrino se despojaba de todo, se hacía pobre por amor a Cristo, era el que imitaba a Cristo. Por aquí comenzamos. 

P- André, ¿El retiro tuvo entonces como señala Roberta esta centralidad de conformarse, a Cristo en el sentido más pleno? 

R- Sí, eso es lo que somos y queremos también nosotros ser, buscar este conformarse a Cristo, ser como Cristo y eso es algo que está más que presente en la espiritualidad franciscana, y que personalmente entendí que viene.

Sendo uno de los principios fuertes también de nuestra espiritualidad de la unidad, ser otros Jesús para generar la presencia de Jesús en el mundo. ¿Por qué nos retiramos en nuestros ejercicios espirituales? Porqué, queremos detener todas nuestras actividades para enfocarnos en la única realidad que es Dios, enfocarnos en nuestro carisma, en el Evangelio para recobrar nuevas fuerzas.

El Padre Fabio Ciardi OMI, nos compartió el significado que tiene una peregrinación para él: Primero no puede faltar la fiesta, donde se goza porque estamos juntos, se reza, compartimos nuestras impresiones y reflexiones; vivir profundamente cada momento; es una experiencia donde nos volvemos a declarar siempre la presencia prometida en el Evangelio de Jesús en medio de los suyos Mt 18,20, que él esté siempre. Así hacemos una experiencia de unidad, donde los frutos, la conversión y la gratitud, serán una consecuencia.

P. Roberta: ¿Cómo los lugares elegidos fueron acompañando el retiro-la peregrinación? 

R – En Asís, por ejemplo, en contacto con Francisco, su vida nos hizo de espejo. ¿Y qué es lo que vimos? ¡Vimos el evangelio! San Francisco nos hacía de espejo y veíamos el evangelio vivido, la Obra de María evangelio. Y más entrabamos en Francisco más nos parecía que estábamos frente a una persona loca, muchas veces lo pensé, pero era realmente loco, se quiso despojar de todo, se desnudó delante de todos para demostrar con este acto que rechazaba todo lo que su padre Bernardone le quería dar, y lo hacía por el Padre que está en el cielo. Era loco, pero con una idea: conformarse a Cristo, vivir como Cristo, y no hizo otra cosa en su vida, no estaba preocupado por reformar la iglesia, sino de conformarse a Cristo y 800 años después estamos hablando de él como si fuera ayer, actualísimo, vivo entre nosotros. También nosotros tenemos que cambiar muchas cosas, hemos comenzado procesos en el Movimiento, pero el primer proceso de cambio somos nosotros mismos. Tenemos que empezar por nosotros, teniendo también nosotros como una única obsesión casi, una única idea: conformarnos a Cristo, vivir nuestra espiritualidad que es Evangelio puro, por lo tanto, una conversión personal y colectiva de conformación a Cristo.

Segunda etapa Loreto 

P – Roberta: ¿Y qué significó la segunda etapa en Loreto? 

R- Después de esta etapa de Asís nos encontrarnos en Loreto. Fue muy fuerte, fue natural aquí hacer la comparación con la Porciúncula, que es el lugar donde nacieron los franciscanos, donde nació la primera fraternidad franciscana, y de allí partieron de dos en dos para anunciar el Evangelio. 

Para nosotros, en cambio, nuestro origen está concentrado Loreto, en esa casita réplica de la de Nazareth, según dice la tradición. Allí nacimos, porque allí tuvimos la comprensión sobre el Focolar, y de allí partimos por el mundo, con todo lo que significa esa casita, con todo lo que esa casita encierra, la vida de María, de José, con Jesús con ellos, entre ellos. Es esta, comprendemos nuestra experiencia, la experiencia que tengo que vivir hoy, que tenemos que hacer juntos. Como Francisco tener la obsesión de volver a aprender a vivir el evangelio, que quiere decir para nosotros a vivir con Jesús en medio, con Su presencia entre nosotros como en esa casita. Loreto decididamente nos remitió a nuestra experiencia de nacimiento del Focolar.

Tercera etapa Roma

P- André: ¿Qué significó la última etapa del peregrinar en Roma?

R -Llegamos a Roma y fue otra experiencia fuertísima que podríamos definir como el empalme con la Iglesia. En el encuentro con el papa Francisco experimentamos el amor de la Iglesia que nos alentaba a ir adelante, reconfirmándonos de lleno. Sabemos que estamos viviendo procesos, purificaciones, que siempre son caminos de maduración. Este momento con Papa Francisco nos restituía, para decirlo de alguna manera, la seguridad en nosotros mismos, en lo que somos. Que, con el caminar en estos años, por momentos, por temor de ser acusados, temíamos expresar realidades esenciales del Movimiento. Ahora la iglesia misma nos ha nuevamente lanzado en ella y hacía la sociedad con todo lo nuestro, tenemos que vivir la sinodalidad con el sentir mariano que nos caracteriza. En síntesis, este encuentro con el papa, además de lanzarnos en la iglesia nos ha lanzado en el mundo, dándonos un horizonte muy claro y concreto: trabajar por la paz.

Comprendemos que se trata de dejar caer lo que no es del carisma, libres de temor, despojados de todo lo que no es esencial y lanzarnos en lo que es la sugerencia del Espíritu Santo, para la Obra hoy, en la iglesia hoy, en el mundo de hoy. También comprendemos que este es el momento justo para vivir una conversión, regresar a Dios y volver a donar a Dios nuestra vida. 

P – Roberta: ¿Cómo vivió la presidente del Movimiento junto a ustedes esta celebración-peregrinaje? 

R – En verdad, Margaret Karran nos decía que, si nosotros estamos bien, estamos sanos, estamos en vocación, seremos un bloque y la obra caminará, se actualizará en los siglos. Así como Francisco, también Chiara Lubich, a través de nosotros sus hijos, se perpetuará en el tiempo con una única condición: mantenernos fieles al Evangelio.

Margaret, compartiendo su experiencia del peregrinaje, nos decía: “más pasaban los días, más sentía paz dentro de mí, y la certeza que la Obra es de Dios, aunque tengamos que conducirla nosotros, aceptando todo de las manos de Dios y no desalentarnos.” También nos dijo que sentía el deber de pedir perdón, pero también de agradecer, agradecer. No han faltado los momentos en que se sintió aplastada, sin energías para ir adelante, pero más ha sido la fuerza de la gratitud. Y recordaba que Chiara decía “Agradecemos a Dios pero, cuando las cosas no van bien, agradecemos dos veces” y Margaret concluía: “me surge decir gracias, mil veces, por todos los momentos vividos.”

André – Fueron días de fiesta, porque nos reencontramos, una experiencia de comunión, de oración, de perdón, de agradecimiento. Días de conversión personal y colectiva, de conformación a Cristo, donde redescubrimos nuestra espiritualidad, que es Evangelio puro, viviendo la vida de la casita de Loreto y partir con una “obsesión”: hacer hablar nuestra vida, viviendo Jesús en medio, o sea el Evangelio. Que la experiencia de estos días de peregrinaje sea para todos un fuego que se propague en el mundo donde Dios nos envíe, porque nuestra vida está inserta en la cotidianidad y habla por las calles donde vamos caminando y que así sea, ojalá. 

Entrevista realizada por la Redacción 

Agradecemos fotos a Roberta Munegato

FOTO copyright Foto © Vatican Media

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