Personas en situación de calle: entre los sedientos y los buenos samaritanos

Personas en situación de calle: entre los sedientos y los buenos samaritanos

#Cuba #Iglesia #Comunidad

Por Haziel Scull – Cuba Fuente. https://jovencuba.com/situacion-de-calle/ 

No importa de qué manera llegue al Parque de la Fraternidad con rumbo a mi trabajo cada mañana, él siempre está ahí, con la mirada vuelta hacia la cúpula del Capitolio, cargado de sacos de los que sobresalen latas de cervezas, papeles y pomos plásticos; parece que no se ha movido durante semanas del mismo sitio. A veces menos sucio, a veces con un H. Upmann sin filtro entre los labios, Omar, El Chino para los viandantes, es una de las tantas personas sin hogar que andan por las calles de La Habana y que sobreviven gracias a la caridad de una sociedad que, incluso en crisis, no ha perdido su espíritu solidario. 

Desde mediados del 2021 la situación de estas personas (denominadas muchas veces como deambulantes, vagabundos o «buzos») se ha vuelto crítica. Si bien muchos ya permanecían en una situación de vulnerabilidad, hoy se encuentran en un estado crítico debido a la contracción atómica de la economía nacional. Omar es ingeniero —dice a todos los que quieran escucharlo—, cumplió misión militar en Angola durante dos años y a su regreso se dedicó a la docencia. Tuvo un hijo que en 1998 se lanzó al mar en una balsa y nunca dio noticias de su llegada. En el alcohol descarga esa pena y la de su familia, que lo expulsó de su casa y hoy lo obliga a que viva en las calles.

Su caso no es sui géneris; como él existen cientos de hombres y mujeres que erráticamente buscan socorro para sus situaciones, a cada cual más diversa y problemática sin otro hogar —si es que puede llamársele así— que el asfalto a cielo abierto. (…)

Bajo esta realidad, el gobierno poco puede hacer, empantanado en una crisis inflacionaria sin precedentes, castigado con una emigración en edad laboral, cercado económicamente y con déficit en casi todas las esferas de la vida social; la solución que en 2019 parecía dar cierre finalmente a un problema ético y nacional, se convirtió en algo más a resolver dentro de la larga lista de pendientes. Es aquí donde entran a jugar un grupo de comunidades y agrupaciones que, movidos por una vocación religiosa o moral, se echan sobre sus hombros la grandísima responsabilidad de apoyar de todas las maneras posibles a los deambulantes de la ciudad.

Uno de ellos es el liderado por Enrique Alemán Gutiérrez: el Cabildo Quisicuaba, en el barrio de Los Sitios. Bajo el lema «Luz y Amor», el proyecto desarrolla un programa de reinserción social en el que, entre otras minorías desfavorecidas, se encuentran los habitantes de la calle. Su labor ha sido destacada a lo largo de casi una década, teniendo un momento cúspide durante la pandemia de coronavirus, cuando se instaló una cocina-comedor que redimensionó su función social. En mayo del 2022, en este local —que ya había desbordado su espacio físico— se abastecía de tres comidas diarias a más de 2 500 personas vulnerables de la zona de Centro Habana y Habana Vieja. (…)

Existe, sin embargo, una comunidad de apoyo y acompañamiento a personas vulnerables que no ha tenido la visibilidad y el impacto que envuelve al Cabildo. Una iniciativa donde la caridad cristiana y el amor, en su concepción más socrática, se convierten en un nexo entre todos. Se trata del servicio Los amigos de la calle, en la comunidad de Sant’Egidio (ubicada en Compostela, entre Luz y Acosta, Habana Vieja), donde, con un espíritu de integración, se incluye a las personas que, por una razón u otra, habitan las calles de la ciudad. En este lugar, que surge como comunidad en Cuba en el año 1992, desde el 2009 enfoca gran parte de sus servicios en estos ciudadanos. 

No existe una jerarquía; funcionan como un grupo que se nuclea alrededor de un responsable, que en este momento es Innaris Suárez Cárdenas, quien se encarga de la organización de todo el trabajo. En todos los casos son voluntarios, movidos por la convicción de que aún en situaciones de vulnerabilidad, las personas no pierden el derecho natural de ser amados.

Una de las situaciones que más golpea a quienes no tienen hogar es la cuestión de qué llevarse a la boca cada día, por lo que, en el servicio de la comunidad, la logística gira en gran medida en torno al aseguramiento de su alimentación. Cada viernes el proyecto Los amigos de la calle realiza una distribución de alimentos por arterias cercanas como Obispo, Compostela y Galiano, e incluyen pomos de agua y medicamentos. El presupuesto para todo esto se logra, muchas veces, mediante colectas o donaciones de los integrantes de la comunidad. En los últimos tiempos han ido logrando apoyo de negocios particulares de la zona. (…)

Las personas en situación de calle son vulnerables de convertirse en objeto de burlas, abuso, maltrato o desprecio. Pueden también ser víctimas de la violencia empleada para detenerlos y recluirlos en centros temporales. En cualquier caso, siempre salen perdiendo mientras no haya un trabajo focalizado en la intervención y para transformar sus condiciones de vida.

Por eso es tan importante la labor de proyectos como Los amigos de la calle o Cabildo, emanados al fin y al cabo de la articulación de la sociedad civil, y porque logran atender las urgencias de personas a quienes el resto de la sociedad muchas veces no ve como un semejante. 

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