Periodismo en profundidad – México: La creatividad generativa en la comunión ecuménica

Periodismo en profundidad – México: La creatividad generativa en la comunión ecuménica
La familia Longi de México, durante la pandemia y posteriormente se comprometió junto a otras personas con una experiencia en la Arquidiócesis de Ciudad de México significativa en la generatividad de la comunión ecuménica. En este artículo sobre las visitas virtuales nos invitan a transitar con ellos el camino recorrido.

El proyecto ecuménico de “Visitas virtuales con las comunidades de las diferentes Iglesias”; para promover la unidad entre ellas fue creado para ayudar a las diócesis y parroquias a actuar como se indica en el Vademécum Ecuménico para los Obispos 1 y con la intención de iniciar un camino de comunión y fraternidad. Desde hace tres años, fieles de diversas tradiciones se reúnen cada último jueves de mes, en más de 25 puntos de escucha, para orar, abordar temas importantes y conocerse mejor. También nacen acciones conjuntas para la sociedad.

Compromiso ecuménico más allá de la Semana de Oración por la Unidad

La pandemia puso al descubierto innumerables desafíos y acentuó los problemas de la humanidad, pero también ha sido un tiempo de gracia, inspiración y creatividad pastoral. En este contexto, varias personas interesadas en aportar su granito de arena por el ecumenismo se han unido para promover las “visitas virtuales ecuménicas”. Con este proyecto nos hemos propuesto extender el compromiso ecuménico más allá de la Semana de Oración por la Unidad, iniciando un camino de comunión, fraternidad y realizando actividades de interés social y ecológico común. 

Desde el principio, el proyecto se desarrolló en estilo sinodal, como un camino común. El equipo coordinador está integrado por el jefe de ecumenismo de la Iglesia Anglicana de México, un prediácono de la Iglesia Ortodoxa Antioqueña, un religioso de la Sociedad del Verbo Divino, un representante del Centro Evangelii Gaudium del Instituto Universitario Sophia (América Latina y el Caribe), profesores de la Universidad Pontificia de México, la Universidad Iberoamericana, la Universidad Autónoma Metropolitana de la Ciudad de México, la Universidad Anáhuac de Querétaro, y laicos del Movimiento de los Focolares comprometidos con el ecumenismo.

Nuevos caminos sin perder de vista la meta

Cada vez que nos reunimos, nos sentimos obligados a repensar y dar respuestas creativas y actualizadas a las preguntas y necesidades de nuestra sociedad. Un desafío para nosotros es mantener el entusiasmo más por el camino que por las “hojas de ruta” (cf.Evangelii gaudium, 82) y agradecer cada ocasión de encuentro, de una nueva relación, cada paso del camino, con la mirada puesta en la meta: crecer en la unidad entre nosotros y ayudar a nuestras comunidades a avanzar en la comunión, con la paciencia histórica que valora cada intento, cada paso, cada tartamudeo en esta dirección.

Los puntos fuertes de la experiencia de nuestro grupo de coordinación son la estima, la escucha profunda, abierta y acogedora (un arte en el que siempre podemos mejorar), el diálogo constructivo, la comunión fraterna, la reciprocidad y la necesidad común de ser fieles al Evangelio.

Estamos aprendiendo a caminar juntos, en un proceso que implica cambiar nuestras formas de ser y hacer, eso requiere “odres nuevos”;: nuevos lenguajes para vivir concretamente el diálogo y estilos innovadores como el uso del zoom, las redes sociales, la apuesta por la ecología integral, etc.

Abrazar los dones de los demás – Ser inclusivo

El proyecto nos lleva a preparar, mes a mes, la “Visita Virtual”; ofreciendo “píldoras” de formación para el diálogo y el conocimiento de la riqueza que el Espíritu Santo ha hecho crecer en cada comunidad, invitando a la reflexión y a la conversión 2 . Nos empuja a ser cada vez más solidarios e inclusivos con todos, incluso si tenemos diferentes perspectivas. Implica también hacer nuestras las buenas prácticas de nuestros “compañeros de viaje”; para proponer el Evangelio como un mensaje auténtico y vital, que interpela la sensibilidad de los hombres de hoy. Paso a paso, nos pide que busquemos formas de comunicación más cercanas a todos, para llevar esperanza con el anuncio de que una sociedad diferente es posible.

El proyecto involucra sobre todo a los laicos, que quieren promover un ecumenismo que tenga un impacto en todos los ámbitos de la vida cristiana. Parafraseando al Papa Francisco, nos parece que podemos afirmar que este camino del equipo de coordinación, de los que se conectan cada mes para la “Visita Virtua”, de los animadores comunitarios y de los profesores universitarios invitados, constituye un “gimnasio de sinodalidad”, un espacio en el que intentamos poner en práctica un modo de ser Iglesia de diálogo, de escucha, de cercanía, una Iglesia evangelizadora comprometida con el cuidado de la creación, la justicia y la paz 3 .

Un proyecto y una línea de acción

Como miembros del equipo coordinador, nos sentimos llamados a saber estar en medio de las tensiones y a experimentar el abrazo misericordioso de Jesús, conscientes de que estamos preparando solo el terreno en el que Él siembra su Palabra y su presencia; estamos llamados a aprender a vivir la unidad en la diversidad, a tener el coraje de afrontar temas delicados y actuales con el corazón abierto, y a ofrecer esta experiencia a nuestras comunidades.

México atraviesa un momento doloroso por los flujos migratorios que superan nuestra capacidad de respuesta, por el crimen organizado, la delincuencia e inseguridad ciudadana, y la polarización política, social y mediática. Nos parece que en esta situación estamos llamados a unir fuerzas, a crear redes entre las diversas realidades eclesiales y sociales para responder juntos al “grito de la humanidad” 4 . 

Nos alegra que recientemente el proyecto de "Visitas Virtuales" que busca promover la unidad entre las Iglesias haya sido asumido como una de las líneas de acción de la Comisión para el Diálogo de la Arquidiócesis de la Ciudad de México. Nos alegramos por las nuevas oportunidades de participar en proyectos comunes, en una lógica de inclusión e intergeneracionalidad, generando sinergias entre nuestras comunidades con los movimientos eclesiales (Comunidad de Sant´Egidio, Comunión y Liberación, Focolares), las diversas comisiones, dimensiones pastorales y con las instituciones de nuestros territorios.

Integrantes del proyecto “Ecuménico por la Unidad de los Cristianos”

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1 http://www.christianunity.va/content/unitacristiani/it/documenti/2020-l-eveque-et-l-unite-des-chretiens—vademecum-cumenique.html

2 Cf. Concilio Ecuménico Vaticano II, Decreto sobre el ecumenismo Unitatis redintegratio, 4: «Los católicos deben reconocer y estimar con alegría los valores verdaderamente cristianos, que emanan de nuestra herencia común, que se encuentran entre nuestros hermanos separados. Reconocer las riquezas de Cristo y las obras virtuosas en la vida de los demás, que dan testimonio de Cristo, a veces incluso hasta el derramamiento de sangre, es justo y saludable: porque Dios es siempre admirable y sorprendente en sus obras”.

3 El informe del grupo de la Sexta Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias en Vancouver (1983) sobre “Pasos hacia la unidad”; expresaba la convicción de que la Iglesia está llamada a ser un “signo” profético, una comunidad profética a través de la cual y con la cual puede tener lugar la transformación del mundo. Sólo una Iglesia que sale de su centro eucarístico fortalecido por la Palabra y los Sacramentos, y por lo tanto fortalecida en su propia identidad, puede abrazar el mundo como parte de su programa. Nunca habrá un momento en que el mundo, con todos sus problemas políticos,

sociales y económicos, deje de ser la agenda de la Iglesia. Al mismo tiempo, la Iglesia puede llegar a la periferia de la sociedad sin temor a ser distorsionada o confundida por la agenda del mundo, pero confiada en su capacidad para reconocer que Dios ya está allí (CMI 1983:50).

4 En 1944, Dietrich Bonhoeffer escribió desde una célula nazi: “La Iglesia es Iglesia sólo cuando existe para los demás… La Iglesia debe participar en los problemas seculares de la vida cotidiana, no de manera dominante, sino ayudando y sirviendo” (1971:382s)

Por Dolores Ayala y Úrsula Lonngi Ayala – México

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