Una lluvia de fotografías de los focolares, centros de vida consagrada (1) del Movimiento de los Focolares apareció en nuestras redes en los primeros días de diciembre. Rostros que manifestaban la alegría de quienes emprendieron viajes hacía distintos países o en un mismo país, todos los grupos movidos por el mismo anhelo: los ejercicios espirituales anuales.
En los tiempos actuales, donde hay un cambio importante de paradigma de la razón a la conciencia, donde se desea respirar la mística abierta del Reino de los Cielos, donde la contemplación es parte intrínseca de la Encarnación, los ejercicios espirituales son sin duda un oratorio en medio de los hermanos y también de la naturaleza, momentos únicos de unión con Dios. Y, al mismo tiempo, para los miembros de los focolares varones y mujeres, los ejercicios espirituales son un encuentro con esa catedral que es cada hermano por la presencia de Dios que lo habita, en la presencia de Jesús prometida en el Evangelio cuando dice: “Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” Mt 18:20.
Ejercicios Espirituales que atravesaron la región interamericana desde México, República Dominicana, Cuba, Centro América, en dos versiones, Panamá, Venezuela, a Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia. Una saga de momentos de Dios, de oasis de luz, que permitieron profundizar la vocación, reconocer cómo queremos vivir nuestras comunidades y para proyectarnos en una mayor y creciente vivencia del carisma de la unidad.
Reportamos algunas comunicaciones significativas de Ecuador, Centro América y Cuba que nos permiten acercarnos a esos momentos sagrados, donde lo espiritual y lo humano se condensan. Para facilitar su lectura y disfrute publicaremos las impresiones de cada país, a manera de un mosaico de experiencias que cruzan nuestro continente.
Ecuador, la proximidad al Estilo de Dios
En un clima de profunda alegría, de mucha paz y llenos de esperanza, terminamos nuestros Ejercicios Espirituales las y los focolarinos de Ecuador. Volvimos a nuestras casas con un corazón nuevo, para hacer realidad el desafío de Margaret Karram, nuestra presidenta: “Proximidad al estilo de Dios”, es decir acercarnos más al prójimo, en la línea del Buen Samaritano.
El programa nos permitió regresar a la fuente (al carisma) y zambullirnos en ese manantial espiritual, refrescando nuestra vocación: “En esto conocerán que ustedes son mis discípulos”,
nuestro desafío cotidiano, porque es importante que reconozcan en nosotros los discípulos de Jesús y cuántas veces nos dejamos atrapar por tantas cosas… Entonces la ‘proximidad’ es bien clara: “amar a quienes viven, están a nuestro lado.
Solo Chiara podía decirnos claramente, “¿quién es el focolarino”? y cuál es nuestro estilo de vida, hacer una radiografía de ese ser custodio de la llama, portador de fuego, tema
expuesto con mucha claridad por el padre Fabio Ciardi OMI. Y que nos llevó a reencantarnos de nuestra vocación.
Clave fue el taller que realizamos juntos y que nos ayudó a. concientizarnos que hemos sido llamados a ser ‘pescadores de hombres’ con un norte bien claro: “la tierra prometida”. El ejercicio consistió en buscar las características de esta tierra prometida. Un momento para convencernos que estamos construyendo con nuestros talentos una ‘Obra de Dios’ que nos permite estar cerca de las personas.
También conversamos sobre “El coraje de ser libres”, ser libres equivale a ser más felices y nos recuerda que es importante mejorar las relaciones en la convivencia siendo protagonistas en la vida comunitaria.
No faltaron los momentos de comunión, pilares de nuestra espiritualidad comunitaria. Compartimos nuestro en que los tres focolares de Ecuador, los dos de Quito y el de Aguarico
en la selva ecuatoriana amazónica, parecía visualizar y tocar las realidades concretas del “Que todos sean uno”, cada uno expresando sus potencialidades y peculiaridades con sus riquezas y desafíos.
Muy importante fueron los momentos de Tú a Tú con Dios, que son los cimientos sólidos para ‘correr’ en la vida espiritual ya que somos consagrados. Terminamos con un Sí renovado a Dios que ilumina nuestro proyecto de amor, sembrado en nosotros para que seamos instrumentos de unidad en este mundo de indiferencia, soledad y desigualdad.
Por Francisco Arismendi – Ecuador
1. Donde participan personas célibes y casados.