AM Panamá -Diócesis de Chitré
Pastoral Social-Cáritas Panamá
Son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior”
(Papa Francisco, Laudato si’, 10).
En Panamá vivimos actualmente en medio de una gran sequía, no tan grave como en otros lugares, pero sequía al fin, que pone en peligro la producción, el funcionamiento del Canal de Panamá y, principalmente, la vida de la gente. El Papa Francisco nos recuerda que aún estamos a tiempo para “colaborar en la construcción de nuestra Casa Común” (LS, 13).
Nuestra preocupación por el medio ambiente aumenta, ya que conocemos sobre la actividad económica que se quiere desarrollar en Cerro Quema, Distrito de Tonosí, Los Santos. Una mina de explotación de oro y cobre, a cielo abierto, en donde se utilizará cianuro y otros contaminantes para trabajar, en una zona de unas 15 mil hectáreas, es un peligro para las personas y la ecología. Por ello, desde 1997, ha habido mucha oposición por parte de los habitantes de la zona, pero no se ha hecho caso al clamor de la gente.
La zona de Cerro Quema es de gran riqueza hídrica, con ríos que pueden ser contaminados por los químicos que se usarían en la mina. Además, hay un peligro adicional, porque la mina está en una importante área sísmica del país.
Hace un mes, junto con los hermanos de otras organizaciones, expresamos que: “La minería metálica no es viable ni sostenible en un país con la riqueza hídrica y de biodiversidad y la vulnerabilidad climática de Panamá. Esto está avalado por muchos estudios internacionales y nacionales. Nuestros obispos lo han confirmado: “No hay dinero en el mundo que pueda compensar el daño que la extracción minera puede causar a corto, mediano y largo plazo”. (CEP, 10-02-23)”.
Por esto, nos unimos a las miles de personas que ya han hablado, y solicitamos que no se permita el desarrollo de este proyecto, tomando en cuenta los daños ecológicos que puede ocasionar contaminando el aire, los suelos y agua, los cuales afectan la vida de las personas y el futuro del país. El Estado tiene la obligación de prevenir los peligros, garantizar y asegurar los derechos de los habitantes del país.
Todos tenemos la obligación moral de cuidar y proteger nuestro hogar común, por lo tanto, debemos poner esa obligación por encima de los diferentes intereses nacionales, considerando a las generaciones presentes y futuras. ¡Primero la Vida!