Experiencia ”Colorear la realidad” (Cuba)

Experiencia ”Colorear la realidad” (Cuba)
“Quien permanece en mí y yo en él dará mucho fruto” (Jn 15,5)

Cuántas veces me sucede estar en medio de comentarios llenos de desesperanza y desilusión. Mientras recorro las calles o visito algunos lugares encuentro personas conocidas, a las que no veía desde hace algunos años.

Reencontrarse y alegrarse es la misma cosa, pero luego además de compartirnos las novedades se suman todas las situaciones difíciles que hoy nos circundan. Tratándose de amigos, familiares o conocidos quisiera dar una respuesta positiva, hacerles y hacerme ver todo desde otro punto de vista; sin embargo, de frente al otro, choco con la verdadera realidad y pues, sin una solución asequible, me desanimo y nada más. A veces incluso encuentro indiferencia y desconfianza en las personas.

Hace un tiempo me di cuenta que, aunque no se pueda cambiar la oscuridad de lo que estamos viviendo, existe un modo de “colorear” está realidad desde la vida del Evangelio, que es siempre nueva y dinámica. Jesús nos dice “Quien permanece en mí y yo en él dará mucho fruto” (Jn 15,5), la Palabra nos ilumina y nos ayuda a vivir con Dios también en medio de los que no le conocen. Hace unos días estuve haciendo unos trámites. 

Antes de salir de la casa pedí a Jesús que me ayudara a sembrar paz y esperanza en cada circunstancia y en quienes encontrara. Al final de una larga jornada, sin haber comido casi nada, estaba a punto de perder la paciencia con una persona, después de varias horas de espera, intentando ser gentil con quienes estaban allí. Una señora que se encontraba en la misma oficina me preguntó delicadamente si me pasaba algo.

Con serenidad y sinceridad le comenté que había salido muy temprano de casa y no había tenido tiempo de comer nada, y ya llevaba mucho tiempo esperando en la fila. De repente la mujer sacó de su bolsa una caja de dulces y me ofreció, “así usted se alimenta y puede continuar tranquilamente todo lo que debe hacer”.

A mí me pareció una intervención de Jesús a través de esta señora, como respuesta y sostén a la oración matutina. Ella también es cristiana y me confesó que quiere ser portadora de un poco de luz y amor en esta dura realidad.

Esta experiencia me confirmó que debemos ser coherentes con lo que somos y profesamos para hacer germinar en el corazón de los demás la bondad que Dios ya ha sembrado. Basta con que sepamos que no estamos solos y que permaneciendo con Él somos capaces de dar y acoger los frutos necesarios.

S.O. – Cuba

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