Al finalizar la 126° Asamblea Plenaria, el pasado 25 de enero, los Obispos del Perú han dirigido un mensaje a “todas las personas de buena voluntad”, motivados por “la grave situación general del país”.
“El Perú –expresan los Obispos– vive una suma de crisis que afectan la vida social, económica, política y sobre todo ética”. Escriben: “La corrupción generalizada… es una verdadera pandemia que se ha incrementado por el aumento de una economía ilegal: narcotráfico, minería ilegal, tala ilegal, trata de personas… manejadas por organizaciones criminales transnacionales… que se valen de un Estado débil y manipulable”.
En este sentido denuncian los “recientes cambios de la Ley forestal y de fauna silvestre, que favorece la deforestación de la Amazonía”, poniéndola en grave riesgo.
Advierten la necesidad de una “democracia viva, en la política, en lo social, en lo regional y en las relaciones interculturales”. Por eso invitan “al pueblo peruano a asumir un compromiso activo… junto a quienes ejercen cargos de autoridad”.
El mensaje concluye con una exhortación a no dejarse vencer por el pesimismo; y se ofrecen para construir puentes de encuentros, de escucha, diálogo y entendimiento.
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Por Gustavo Clariá – Perú
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