Por Silvano Roggero – Perú
En estos días se ha hecho realidad lo que soñamos hace exactamente un año, descendiendo de los valles montañosos de la Val d’Aosta en Italia al final de un Campo – Escuela con unos cincuenta jóvenes: “¡Tenemos que repetir esta experiencia en nuestro territorio!” Eran palabras de padre Víctor y de Farley que habían participado en ese Campo.
Y curiosamente, las impresiones finales públicas y escritas de los jóvenes de este Campo-Escuela repetían lo mismo: ¡Debemos volver a vivir esta experiencia lo antes posible!
Y ya lo estamos pensando…
Una cosa ha permanecido voluntariamente “italiana”: el título del Campo- Escuela “La scelta di Dio” (La Elección de Dios) Recordada muchas veces en esos días y reportada en una mochila que fue el regalo-recuerdo final de esta experiencia.
Éramos 28 en total: 21 chicos y chicas (incluidos tres seminaristas), dos adherentes de la parroquia de Uchumayo que se dedicaban a la cocina, el P. Víctor, tres focolarinas y un focolarino. Los días elegidos coincidieron con los días dedicados a las “Fiestas Patrias” en todo el Perú. Venían de 4 lugares: Tacna (ciudad a 6 horas de Arequipa, en la frontera con Chile) Uchumayo, Congata y por supuesto Arequipa.
El programa que habíamos preparado era bastante ágil, con varios momentos de diversión, contacto con la naturaleza, talleres, testimonios, trabajos en grupo, pero también tres breves conferencias y un momento particularmente íntimo dedicado a la Adoración Eucarística. Pasamos casi un día completo en un recorrido a pie visitando las “lagunas de Mejía”, definidas como santuario nacional, un lugar especial para los amantes de la vida silvestre. Ese día tuvimos un breve momento para profundizar la visión de la naturaleza en el pensamiento de Chiara y celebrar una Misa al aire libre. El argumento del título del Campo-Escuela lo tocó directamente Chiara Lubich con lo que les dijo a los jóvenes de La Coruña años atrás.
El último día, la responsable del sector juvenil de la zona, Alejandra C., bachiller en psicología, nos ha hecho reflexionar sobre nuestras elecciones por medio de un taller que llevaba el título: “Ser amados por Dios para amar al mundo”.
Por último, la celebración de la Misa que resultó ser una especie de “envío” para, justamente, ¡amar al mundo! Dejamos a los participantes la palabra para que sean ellos que nos cuenten lo que vivieron, es lo mejor.
Al final, un primer pequeño fruto inmediato del Campo-Escuela.
Gracias a quien hizo posible la realización de esta vivencia. Entre los participantes estaba S., de 17 años. La madre que había venido a recogerlo al verlo tan feliz nos explicó que en la iglesia evangélica a la que pertenecía le explicaban que el bautismo se debe hacer solo cuando la persona es consciente de lo que está haciendo. Así que ha pasado el tiempo y S. aún no está bautizado. El esposo siempre ha culpado a su esposa de todo esto, pero en verdad ella quisiera que su hijo fuera bautizado y, sabiendo que se requiere preparación, nos preguntó con quién podía hablar al respecto. Todo esto sucedió frente al mismo S., entonces le preguntamos directamente: “Pero tú, ¿quieres bautizarte?”. Respondió con mucha confianza: “Sí, en este Campo-Escuela me di cuenta de que lo necesito, sentí que me falta algo y quiero prepararme, pero quiero hacerlo en Uchumayo con Padre Víctor”. Con quien hablaremos al respecto.
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