Artesanas y artesanos de paz: una comunidad en camino

Artesanas y artesanos de paz: una comunidad en camino

Por Leidy Vargas y Cristina Montoya -Colombia

Pocas cosas pueden ser tan desafiantes y fascinantes, como generar paz en la propia comunidad. Pero esto no se improvisa, requiere preparación profunda e instrumentos concretos. Por esto, el Instituto Universitario Sophia para América Latina y Caribe, propuso el curso virtual, ‘Artesanos y Artesanas de paz, un enfoque multidimensional’, que se ha llevado a cabo en los meses de septiembre y octubre. Una comunidad de aprendizaje transformador, que se compuso gracias a los aportes de 70 personas entre estudiantes, tutores, docentes, asesores pedagógicos y administrativos de 12 países de América Latina.

Paz hay de muchos tipos, la de las agendas políticas, la de las mesas de negociación, la de los noticieros; pero este curso se ha propuesto ahondar en la paz subjetiva, aquella que nace en el interior de cada ser humano y se manifiesta en propuestas para zurcir el tejido social en las propias comunidades. En este sentido, el núcleo de este itinerario formativo está en el artesano y la artesana de paz, propiciando el fortalecimiento de aquellas personas que generan la paz desde dentro, la irradian y están dispuestas a poner en juego sensibilidad y competencia para dar vida a espacios de encuentro, reconocimiento y sanación, con la delicadeza y perseverancia del artesano.

El curso ha ofrecido fundamentos teórico- prácticos, evidenciado las comprensiones que los estudios de paz han brindado a la humanidad, permitiendo entender, por ejemplo, que la naturaleza de los conflictos obedece a lógicas que se repiten tanto a nivel interpersonal, como en las grandes guerras y deben ser gestionados para que no se degraden en violencia. Estos conceptos fueron enriqueciéndose con la experiencia de los Consejos Comunitarios de Paz, en Colombia, construcción con enfoque territorial, y ejemplo concreto de aplicación. Un grupo de estudiantes afirmaba que a partir de esto han podido reconocer procesos en los que han naturalizado la violencia, o en los que, sin darse cuenta, la han detonado o han hecho uso de ella.

La paz positiva, que va más allá del uso de la violencia, es una realidad compleja que cobija múltiples dimensiones. El enfoque multidimensional permite entender su vinculación con aspectos fundamentales como la economía, el arte y la comunicación, contenidos del tercer módulo. La economía que está a la raíz de muchas violencias, sobre todo cuando genera inequidad, y por esto la economía para la paz, parte de palabras guía como: inclusión, sostenibilidad, bienestar, libertad y autonomía.

Hay vivencias, anhelos, dolores, esperanzas, que sólo pueden ser comunicados a través del arte, del lenguaje de los símbolos. Nuestro cuerpo, la forma en la que habitamos el mundo es también el elemento por excelencia para sanar, para reconstruir, para vincular; este fue una de las grandes lecciones, que se centró en la vinculación con nuestra corporeidad.

La pregunta guía de la sesión sobre conversación social fue: ¿a qué tipo de sociedad queremos dar vida? Destacando el rol que la comunicación tiene en esto. Entendiéndola, no como una mera forma de transmisión de información, sino como elemento constitutivo de toda relación social y proponiéndola desde una mirada que no se detiene en la polarización y en los discursos xenófobos, sino que plantea el uso de la imaginación, la creatividad y la empatía para generar escenarios, prácticas y narrativas que pueden favorecer el recíproco reconocimiento y la cohesión en la sociedad.

A pocos días de la conclusión del curso, Maydy Estrada, cubana, describe así su experiencia de aprendizaje “Ser parte del entretejido de los artesanos y las artesanas de paz desde una perspectiva multicultural ha sido un regalo de vida. Ha sido un alimento para el alma con potentes aprendizajes de bioética, ética aplicada, comunicación, arte y nuevas relaciones económicas en función del logro de habilidades en la resolución de conflictos de los mundos interiores y sociales”

El Doctor en educación Edgar Cobo, estudiante ecuatoriano, subraya haber comprendido que para ser artesanos y artesanas de paz “Debemos ser seres sentipensantes, y eso es un cambio de paradigma, no solo ser racionales sino, en otras palabras, aprender a corazonar”. Desde este nuevo paradigma, este curso es una invitación para que se desplieguen proyectos concretos de acción y tejeduría de relaciones que conduzcan a la paz y la fraternidad, puesto que asumir un compromiso con la construcción de paz en la propia comunidad es una motivación común en de los participantes al curso.

La respuesta a esta invitación que ha involucrado personas comprometidas de las más variadas formas: buscadoras y buscadores de desaparecidos; docentes que lideran las cátedras de paz en sus colegios y universidades, activistas ambientales, personas con formación académica que van del grado de bachiller a Doctorados; entre los 18 y los 76 años de edad. Una diversidad que parece indicar que comprometerse con la paz es un llamado amplio y universal, que atraviesa la vida de nuestro continente y que convoca a la humanidad. 

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