Un cambio revolucionario en la Iglesia, del cual podemos ser parte

Un cambio revolucionario en la Iglesia, del cual podemos ser parte

Por Susana Nuin Núñez 

El 4 de octubre da inicio el Sínodo de la Sinodalidad, puede parecer redundante, en cambio no lo es. Sínodo es una palabra griega (synodos) que significa reunión o asamblea. Los dos vocablos griegos que componen el término sínodo son syn, que significa juntos, y hodos, que significa camino. 

Es la asamblea de los obispos que son elegidos en sus Conferencias Episcopales para representar a la totalidad de los obispos, junto con otros miembros participantes invitados por la Comisión organizadora del Sínodo con la anuencia del Papa. En este caso es muy significativo el alto número de mujeres que participarán. 

Sin duda lo más novedoso de este Sínodo está dado en la propuesta previa, dos años trabajando en las iglesias continentales y nacionales, para que el Sínodo no sea algo que sucede allí en Roma entre algunos pocos. Emergió con mucha fuerza que el Sínodo sobre la Sinodalidad tuviese importantes características de comunión, participación y caminar juntos. 

Podemos preguntarnos ¿Juntos quienes? Todo el Santo Pueblo de Dios, expresión que responde a los orígenes de la Iglesia, y que el Vaticano II la re-impulsa. Todos en la Iglesia laicos, consagrados, pastores, todos somos el Santo Pueblo de Dios. Bien, este Sínodo se propuso caminar por dos años con estas características, para llegar a Roma este octubre 2023 como expresión de una Iglesia que hace camino de búsqueda, de comunión, de participación y de testimonio, cuanto sucederá en el Sínodo lleva consigo una larga y profunda escucha de las voces de los distintos continentes, de nuestro tiempo de sus luces y sus sombras.

La Sinodalidad, materia de este Sínodo, es justamente comprender que la Iglesia desde sus inicios lleva grandes tesoros en su corazón que con el tiempo se han empañado, se han limitado por otras temáticas aparentemente Un cambio revolucionario en la Iglesia, del cual podemos ser parte más importantes. Sin embargo, San Juan Crisóstomo, el sabio y comprometido Padre de la Iglesia ya entre los años 350 y 407 decía que la Iglesia debería llamarse Sínodo, o sea Asamblea de todos en camino. 

Se trata de ser sinodal, de serlo cada uno de nosotros, nuestras comunidades, nuestros movimientos, toda la Iglesia católica y todas las iglesias cristianas, por eso el pasado sábado 30 de septiembre se realizó una importante vigilia ecuménica en Roma de todas las iglesias en preparación de este momento sinodal que atañe a todas las iglesias. 

Todos anhelamos cambios en la Iglesia, en su modo de manifestarse y en su modo de actuar. Pues bien, esta es una gran ocasión para que todos vivamos unidos al Papa y a quienes nos representarán en el Sínodo, esta gran hora que puede significar un paso revolucionario en el dar vuelta a la página hacía una Iglesia siempre más comprometida con el Evangelio, con las personas y comunidades, con la profecía que sabe descubrir los signos de los tiempos, con la Buena Nueva del Amor de Dios por la humanidad. No faltemos a la cita, participemos a la distancia con nuestro compromiso de vida, con el de nuestro hogar, de nuestra comunidad, unidos allí para un paso esencial y revolucionario. Acompañemos a Margareth Karram Presidente del Movimiento de los Focolares que participa del Sínodo, y a los representantes de nuestros países que podemos conocer en los listados publicados de los participantes. 

En la nueva plataforma de la zona Interamericana podrán seguir paso a paso las novedades del Sínodo, sin distorsionar las noticias de primera mano. No les dejemos a los medios de comunicación de nuestros países poner el acento en los temas más publicitarios, o en los temas que agrietan la comunidad, temas que a ellos les interesan para vender. Todos caminando juntos, participando a través de la vida, de la oración y leyendo como camina nuestra Iglesia.

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