Desde los años sesenta y setenta con la génesis de la teología de la liberación y del pensamiento crítico de Paulo Freire en Latinoamérica, la educación y la organización económica se consolidaron como herramientas de transformación para los sectores populares, principalmente en Brasil. País donde, en la década de los sesenta, se gestó una dictadura que se extendió hasta los años ochenta y que causó opresión en lo político, económico y educativo.
Sin embargo, al mismo tiempo, fue el caldo de cultivo para que estas ideas sentaran las bases de organizaciones centradas en la comunidad y la cooperación.
Un ejemplo fue la creación, en los años ochenta, de los Proyectos Alternativos Comunitarios (PACs) de Cáritas Brasileña. Los cuales más tarde darían paso a la creación de una de sus principales áreas de acción: la Economía Popular y Solidaria (ECOSOL). Los PACs fueron una forma de organización de la iglesia brasileña que. tiene como principal objetivo el acompañamiento de iniciativas populares de proyectos económicos alternativos (1).
Este modelo, ha trascendido a otros espacios de la sociedad brasileña, se ha entrelazado con movimientos políticos como el Partido de los Trabajadores (PT), el Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra (MST) o el Movimiento Brasileño de Economía Solidaria (MBES). Es en este último, el MBES, donde la idea de educación se ha transformado en uno de los principales pilares para promover un modelo de organización basado en la solidarklad, el cooperativismo y lo comunitario.
Sin embargo, la apropiación política y su institucionalización después del año 2003 cuando el PT crea la Secretaría Nacional de Economía Solidaria (SENAES) generó una dependencia entre el Estado y el movimiento de ECOCOL, mismo que había tenido gran impacto social por su capacidad de organización autónoma?.
No obstante, en los años noventa también nacen las Incubadoras Tecnológicas de Cooperativas Populares (ITCP), siendo la primera en la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ) en 1995 (3). Estas incubadoras basaron su modelo de acción en dos principios de la ECOSOL y de la educación liberadora, teniendo de referentes a Paulo Freire y Paul Singer.
Lo innovador de las incubadoras es que no se enfocan únicamente en la formación práctica, sino que generan una formación donde los integrantes son parte de un modelo que busca un modo de producción más justo. Además, la formación no sólo se enfoca en las capacidades productivas, sino que se educa de manera crítica, siguiendo el modelo educativo de Paulo Freire con la intención de formar agentes de cambio; ya que dentro de su pedagogía existen varios fundamentos de Freire, como la praxis, el pensamiento crítico y la emancipación de los estudian-tes, herramientas que los impulsan a organizarse en un modelo productivo autónomo.
En 2024 pude conocer la ITCP de la Universidad de Sao Paulo (USP) a través de un curso de ECOSOL que hice y de participar en el proceso para la inauguración de la incubadora de la Universidad Federal São Paulo campus Osasco (UNIFESP). Vi que estos proyectos no sólo se enfocan en un modelo de capacitación, sino de participación e integración con las comunidades periféricas. Ambas incubadoras forman parte de proyectos comunitarios, con temáticas como el género, el medioambiente, la producción sustentable, los pueblos afrodescen-dientes, originarios o el comercio justo y tenían como objetivo llevar la universidad fuera, donde las necesidades de reconfigurar un modelo injusto se concretan en formas solidarias y comunitarias de organización.
Las ITCP buscan generar un modelo de formación crítico, debido a que crear una cooperativa basada en la ECOSOL consta de entender que no es el mejor modelo porque hará ganar más dinero, sino porque permite una vida más digna de quienes participan en él. Además, las ITCP tienen un papel muy activo en los Foros Brasileños de Economía Solidaria (FBES), siendo referentes para la formación de organizaciones que adoptan la ECOSOL, como cooperativas, mercados solidarios, monedas alternativas o agricultura sostenible.
Hablar de este modelo de incubación desde una educación liberadora basada en los principios de la ECOSOL permite entender que hay otras alternativas de promover una economía más humana, que forme agentes de cambio capaces de incidir en una sociedad más justa, igualitaria y solidaria. Conocer estas experiencias me ayudó a concebir lo importante que es llevar la educación institucionalizada a espacios comunitarios, no sólo como una forma de retribuir socialmente, sino también de interiorizar que los saberes son compartidos, llevando la transdisciplinariedad a formas de organización populares.
Mi experiencia también sirvió para compartir mis saberes sobre mi trabajo de ECOSOL en México. Un intercambio que me permitió colocarme como parte de esas experiencias y no sólo como un observador, coadyuvando a generar redes solidarias con el mismo objetivo: pensar y organizarse para construir un mundo más justo.
Porque la educación no sólo es una forma de compartir saberes, sino una herramienta de resistencia que permite pensar otros mundos posi-bles.
Eduardo Hernández Escobar – México
1. Cáritas Brasileira. (2004). 20 años de Economía Popular, Solidária
Trayectoria de Cáritas Brasilera de los PACs a la EPS: Brasília: Cáritas Brasileira.
2. Hernández Escobar, E. (2025). Historia de la Economía Solidaria en Brasil como proceso de resistencia, de 1964 a 2003, Revista Iberoamericana de
Economía Social y Solidaria, 3(5), 45-72
3. Cruz, A., Tillmann, R., Della Vechia, R., & Nunes, T. (2011). La Red de Incubadoras Tecnológicas de Cooperativas Populares en Brasil: pasado, presente y desafíos para el futuro. Centro de Estudios de Sociología del Trabajo, (3), 1-27.

Desde la humilde posición de ciudadano comun, aprecio el esfuerzo del autor de este artículo, pues atreverse a soñar otras formas de organización de la economía que asuma el compromiso de justicia y solidaridad es consecuencia ineludible del envio a evangelizar que Cristo nos ha dirigido.