Detenerse para amar es detenerse para vivir

Detenerse para amar es detenerse para vivir

Para ir a la farmacia en busca de medicamentos tengo que caminar un largo trecho desde donde me deja el bus en la terminal hasta la farmacia.

Me bajé del bus y emprendí velozmente la carrera para conseguir que ese mismo bus no me dejara cuando saliera en el próximo viaje.

En el trayecto pasé por donde había un indigente sentado en la acera. En la prisa que llevaba, quise pasar de largo pero una voz dentro de mí me decía: “Pregúntale si ya comió algo. Quería seguir hacia la farmacia, pero volví a sentir esa voz en mi corazón “pregúntale si ya comió algo”. Me detuve, le pregunté y me dijo que no. Le pregunté qué le gustaría, fui y se lo compré.

Continue a toda prisa hacia la farmacia. Salí a toda carrera y cuando llegué al terminal el bus aún estaba allí no me dejó.

Detenerse para amar es detenerse para vivir. 

Por Virginia Rojas – Puerto Rico 

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