La interpretación musical va más allá de la ejecución de un instrumento. Es un lenguaje, una forma de expresión. Para una persona con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), dedicarse a la interpretación musical puede ser un desafío o una herramienta para transitar el camino del autoconocimiento y para encontrar su lugar en la vida.
El TDAH no se presenta de la misma manera en todas las personas: problemas para sostener la concentración, organización del tiempo, regulación emocional, hiperactividad, o hiperfoco. En el contexto de la interpretación musical: frustración ante las estructuras rígidas, repetición de ejercicios técnicos, mantener la atención en una pieza extensa.
Las expresiones del TDAH son tan variadas como los mismos seres humanos, por lo que se debe tener absoluto respeto por los múltiples matices que se presentan.
Recordemos esos conciertos memorables donde los artistas despliegan una energía escénica que provoca en el público sensaciones inolvidables…Algunos de esos músicos pueden tener TDAH. Su gestión emocional y sensibilidad justamente les da ese sello distintivo indeleble.
Salir al ciberespacio con reels, stories y publicaciones en tendencia, es distinto al escenario, en donde el desafío se trata de encarar en tiempo real no solo la mirada de la otredad si no la propia. Una característica del TDAH es el perfeccionismo.
Momentos de Crisis y Preguntas Profundas
Imaginemos vivir en una ciudad en donde la red vial tiene intersecciones, pero los semáforos no funcionan correctamente. Así opera el cerebro de una persona con TDAH.

Cuestionarse el porqué de su elección es esperable en una sociedad que diariamente pone en duda el valor y pertinencia de su profesión. Recortes presupuestarios a programas culturales, poca afluencia de público a sus conciertos, haters en redes sociales y una industria que la devalúa cotidianamente. Además, la exigencia del estudio musical o la competencia ególatra pueden hacer que el artista se pregunte si realmente pertenece a ese mundo.
Las escuelas de música rara vez ofrecen espacios adecuados para estudiantes con TDAH, lo que puede hacer que estos se sientan excluidos. Hay mentores que intuitivamente los guían en su camino. Universidades, empresas, agrupaciones musicales, no escapan a esta realidad. El TDAH no es exclusivo de infantes o adolescentes, es también cosa de adultos.
Pero es precisamente en esos momentos de crisis donde se puede encontrar un sentido más profundo de la música y de la experiencia humana. Muchos intérpretes con TDAH eligen seguir en la música porque es una vocación ineludible.
La Composición como Respuesta Personal
Cuando el repertorio convencional no logra satisfacer la manera particular en que una persona con TDAH experimenta la música, la composición emerge como una solución, un espacio de libertad acorde con su sensibilidad y forma de entender el mundo.
La Música como Conexión Espiritual
Para muchas personas con TDAH, la música no solo es una actividad creativa o fuente de ingresos; es un medio de conexión espiritual, tal vez el más cercano a expresar cosas del espíritu fuera de un contexto religioso. A través de la música se puede alcanzar estados existenciales en los cuales se experimenta que somos uno con el cosmos. El gran músico Daniel Baremboim, sostiene que “el músico vive mientras trabaja” … y si la vida es el vehículo para vivir la espiritualidad…. La música es sin duda una “Stairway to heaven”, como nos tiene pensando Led Zeppelin desde 1971.
La música permite trascender limitaciones impuestas por el pensamiento lineal y abrir espacios a la dimensión abstracta, la intuición y la emoción. Personas que hacen música encuentran
un sentido de propósito, de conexión con algo más grande sí mismas; su comunidad, la naturaleza o una dimensión espiritual más profunda. No por eso, carecen de pies en la tierra. Es necesario romper con el estereotipo social de que a los artistas les falta sentido de realidad y más bien plantearnos a nivel individual y social, qué tan distantes nos encontramos de tener una conexión velocidad gigabit con nuestra vocación humana. Posturas inflexibles arraigadas a creencias casi mitológicas son producto y síntoma de sociedades que han olvidado el sentido del amor propio. A través de las divergencias podemos al menos hacer el ejercicio de pensar en que muchas veces mi verdad es justo eso, solo mía.
Más alla del TDAH, esta reflexión nos lleva a comprender que la variedad es una característica de la condición humana. En un mundo que muchas veces intenta imponer, – en el mejor de los casos- unos pocos caminos, estos ejemplos nos llevan a considerar que las opciones pueden ser más, que ampliar nuestra perspectiva debería ser un ejercicio cotidiano y el amor, comenzando por el propio es al final del día la respuesta a nuestro SER humano.
Por Carmen Alfaro Méndez- Costa Rica
Aka Löwenthal
Percusionista