Puerto Rico: Acompañar, un servicio en comunidad

Soy Diana, voluntaria (1) de Puerto Rico. 

Hacía mucho que sentía en mi corazón la exigencia de donar parte de mi tiempo para acompañar a los jóvenes. En abril todos los voluntarios nos reunimos en Medellín para nuestro Congreso. Regresé encendida con el fuego del Carisma y renovada en mi vocación de compromiso con los hermanos, en la sociedad. Me sentí interpelada a hacer algo concreto y sentía que iba encaminado hacia los jóvenes, pero no sabía cómo, aunque si toda mi vida trabajé con los jóvenes, tanto a nivel eclesial, en Pastoral Juvenil, en la arquidiócesis nacional y del Movimiento.

En un encuentro de comunidad se puso de manifiesto la necesidad de acompañar a los jóvenes, pero veía que nadie se animaba a asumir ese compromiso.

Hace unos años me jubilé de educadora y pensaba que la labor con los jóvenes le correspondería a alguien más joven. Pero al ver que nadie se motivaba, sentí en lo profundo de mi corazón que Dios me pedía retomar esta misión. Lo comparti con mi comunidad y les pedí sus oraciones, y también que invitaran a los jóvenes de sus comunidades. Y así me lancé a la aventura.

Comencé a llamar por teléfono a cada joven y a un grupo muy lindo de mis estudiantes, que habían participado en otras actividades del Movimiento (muchos de ellos nos ayudaban en la música también). Llamé a algunas voluntarias y a miembros de la comunidad para que invitaran a sus hijos, familiares y conocidos a un encuentro que programé.

Llegó el día del encuentro. Algunos jóvenes querían participar, pero no tenían transporte, así que me ofrecí para ir a buscarlos, sin importar la distancia. Justo en mayo los jóvenes a nivel mundial realizan la Semana Mundo Unido y quería iniciar con ellos en esa fecha.

Nos reunimos el 4 de mayo. Asistieron pocos, pero con mucho entusiasmo y alegría, mayor de la que yo esperaba. Cuando les hablé de las diferentes actividades que realizan los jóvenes durante ese mes, se interesaron muchísimo y también querían hacer algo.

El compartir con ellos fue hermoso. Manifestaron el deseo de seguir adelante juntos. Hablaron de su anhelo de aprender a amar y de vivir por la fraternidad, por la unidad; también se comprometieron en invitar a más jóvenes a vivir esta experiencia.

Renové mi decisión de seguir a Jesús en el acompañamiento a nuestros jóvenes que tanto nos necesitan.

Diana Rivera Trinidad – Puerto Rico

  1. Voluntarios/Voluntarias: personas laicas comprometidas en el vivir la espiritualidad de la unidad en medio de las diferentes realidades del mundo.

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