En su libro “El cuidado del alma”, publicado en 2023, Thomas Moore plantea cómo cualquier persona con el corazón abierto, profesional o no, puede realizar esta acción a través del encuentro y la escucha genuina.

Entre otras cosas subraya que la terapia florece cuando psicólogos, psiquiatras, médicos, enfermeras, trabajadores sociales, consejeros, familiares y amigos se acercan y conectan con el otro mediante una escucha atenta y generosa.
Hoy, que tantas personas acuden en busca de ayuda profesional para gestionar sus emociones, la propuesta de Moore cobra mayor sentido que nunca, porque nos habla del verdadero significado que tiene la palabra “terapia”. “El término existe desde hace al menos un par de miles de años, y originalmente, entre los griegos, significaba cuidar o atender. Me gusta este significado. Nunca significó sanar, arreglar ni nada parecido”, describe en esa conversación con la reconocida publicación especializada Psicología Psychology Today, donde señala que, por desconocimiento y omisión, muchos terapeutas han dejado de lado el alma en sus tratamientos, cuando “psicoterapia” significa justamente eso: cuidad de la psique, del alma.
Así que “lo que hago es acompañarlos e intentar vislumbrar quiénes son y qué desean hacer emerger”, comparte, a la vez que destaca que no se trata de entenderse a uno mismo para dejar de lado el dolor o intentar hacer las cosas bien. Por el contrario, el terapeuta reivindica el poder que tiene la tristeza para ayudar a la persona a adquirir mayor consciencia.
El amor por algo más grande
Crítico de la pérdida de los sagrado en la sociedad actual, Moore asegura que existe actualmente un interés excesivo en el control y la comprensión del mundo desde el ego, antes que desde el alma. Su enfoque, centrado en recuperar la espiritualidad como una práctica cotidiana y no focalizada en una creencia específica, apunta a reconocer y a respetar los aspectos más misteriosos e incontrolables de la experiencia humana, como escenarios esenciales de nuestro paso por el mundo.
Ex monje y teólogo, reconoce que su enfoque es religioso, en el sentido más profundo de la palabra. “No como parte de ninguna religión en particular, sino más bien apreciando y reconociendo que hay cosas que suceden que no entiendo y que no puedo controlar, pero que puedo ayudar escuchando atentamente. Respeto lo que sucede en cada persona y trato de no escucharla pensando en que sé qué es lo mejor o qué es saludable. Nunca uso palabras como “saludable”, “correcto” o “adecuado”. Cuido mi lenguaje e intento que la persona revele su alma. Cuando ven quiénes son a ese nivel del alma, pueden tomar mejores decisiones”.
A él no le interesa gestionar la vida de una persona, sino acompañarla a escuchar y a cuidar de su alma durante toda la vida. “Cuando alguien acude a mí, desde el principio me interesa su alma. ¿Qué trae consigo? ¿Qué no es visible? Ni siquiera lo que me dice, porque a menudo no se conoce ese nivel profundo de sí mismo. Así que no lo creo todo al pie de la letra, sino que busco señales e intento acompañarlo”. Para él, ese ejercicio se basa en el amor: amor la persona, amor por lo que está viviendo. Pero también en el amor por algo más grande. “Un aspecto interesante del alma es que, en las tradiciones sobre ella, no se trata sólo de los humanos. El planeta mismo tiene alma. Tengo documentos aquí en mi estudio de hace quinientos o seiscientos años que dicen que el planeta tiene alma y que las cosas que lo habitan también. Así que, si loa psicoterapia es el cuidado del alma, el cuidado del planeta es un tipo de psicoterapia. No se trata solo de personas o individuos.
Posibilidad de una existencia con alma
Por eso, para el terapeuta y escritor la terapia es un proceso que nunca termina. “Esa es la belleza de la idea de Carl G. Jung sobre la alquimia. Pensaba que la alquimia era el modelo del proceso terapeútico. Podemos pasar por cualquier tipo de alquimia en cualquier momento de la vida. Conseguir un nuevo trabajo es, hasta cierto punto, un proceso alquímico. Hay que procesarlo, pasar por varias etapas, y por eso la terapia no acaba nunca. Eso no tiene sentido”.
“El alma te da un sentido del sino y del destino, incluso del propósito. Si vives una vida superficial, inconsciente y sin orientación, puede que, simplemente, sigas a la gente y hagas lo que los medios comerciales te digan. Te conviertes en un consumidor cuyo objetivo en la vida es tener más dinero, más posesiones y un estatus más elevado. No sabes de qué va la vida humana, de modo que tu vida sigue siendo superficial. Si eres lo suficientemente afortunado de descubrir la posibilidad de una existencia con alma, encontrarás un sentido y un futuro. Eso marca totalmente la diferencia”, dice en su libro, como un manifiesto de su profunda fe en el poder transformador que habita en todos nosotros.
Reseña por la redacciónFuente:htpps://www.sophiaonline.com.ar/
Gracias a Sophie y a Ciudad Nueva, por darnos a conocer a Thomas y sus reflexiones sobre un enfoque mas profundo de la salud y bienestar que no solo es integral y tampoco es solo salud mental,Thomas Moore nos lleva con la Psicología a dimensiones en las cuales se entrecruzan otras visiones en las cuales estamos caminando para las necesidades de estos tiempos.