Con un grupo de 10 a 15 familias nos reunimos cada tercer domingo del mes para profundizar en un tema específico que aporte al crecimiento y necesidades de las familias. Se aprovecha la ocasión para que, simultáneamente, los adolescentes y niños también tengan un programa preparado para ellos, lo que favorece la participación de la familia en el encuentro.

Generalmente comenzamos con la Eucaristía del domingo, continuamos con un desayuno: café, pan, huevos, etc., todo preparado con mucho amor.

Luego la charla, que esta vez focalizó los valores, los principios y creencias en nuestras familias.

No olvidemos que de nuestras creencias surgen nuestros pensamientos y de nuestros pensamientos nacen nuestros comportamientos y nuestras acciones, razón por la cual, surgió en nosotros el deseo de rescatar los valores en nuestras familias, y para ello, cada familia reflexionó qué valor era el que más necesitaba, ¿cuál debían fortalecer: la humildad? ¿La generosidad?, ¿La responsabilidad? ¿La resiliencia? ¿La perseverancia? En fin, ir en profundidad.

Todo esto se generó al conocer la figura de María como el modelo de mujer que vivió en plenitud los valores en su familia. De hecho, nuestra charla se titulaba: «Un camino de plenitud».

Enriquecedoras las apreciaciones y la comunión que se suscitó en todos el detenerse como familia plantearse este tema. Fue bello ver cómo nuestros jóvenes participaron a la vida de las familias. Todos crecimos en principios y valores.

También se aprovechó la ocasión para festejar a los papás en su día, con un rico pastel. ¡Constatamos, una vez más, que sólo el amor da sabor a este compartir en familia!

Por Francisco Arismendi- Ecuador