Trabajo en el hospital, últimamente en el área de hospitalización donde están los pacientes que salen de cirugía y aquellos que fueron operados y que deben ultimar estudios para asegurar su alta a casa.
Una paciente estaba triste porque era su cumpleaños y su familia no podía pasar a saludarla. Los que pasábamos por su ambiente lo notábamos. En un momento nos encontramos en la estación para planificar las altas y procedimientos. Al referirnos a esta paciente cada uno tenía una versión diferente del porqué s u familia no la visitaba (algunos juzgando: “que mal esos hijos que dejan solos a sus padres!”). Traté de desviar estos comentarios e invitar a todos a pensar qué podíamos hacer para alegrar a esa paciente. Nos organizamos para comprar una torta con su velita para que ella pudiera festejar cuando llegaran sus familiares. Fue lindo, todos se involucraron. Mientras hacíamos nuestro trabajo coordinábamos este detalle, cuidando la seguridad de todos y el mayor silencio para que fuera una sorpresa. Y así fue. La paciente se alegró mucho y la compartió con su familia.
Después supimos que ellos no pasaban a visitarla porque trabajan y viven lejos, además, la economía no se los permitía.
En otra ocasión sucedió que un paciente que estaba completando tratamiento de antibióticos para poder regresar a su casa estaba de mal carácter, aburrido y triste; también, porque su familia tampoco lo visitaba. Tuve que dar la charla de alta al paciente vecino y sus familiares, toqué puntos de higiene, toma de medicinas, ejercicios que debía hacer, alimentación saludable y, como las habitaciones son dobles, mientras les hablaba involucré a este paciente que se quedaba pidiéndole su experiencia sobre cada punto. Fue un gran momento puesto que reconocía siempre que debía mejorar en cada aspecto. Al rato me pidió que alguien lo ayudara a ducharse. Algo que no quería hacer.
Por la tarde cuando llegó otro paciente a su lado, se paró, lo saludó y le comenzó a hablar sobre algunos tips que le ayudarían a cumplir con sus necesidades básicas. Era otra persona.
Bertha Ricaldi – Perú