Un abrazo de proximidad largo…, 2000 km- Cuba

Los invitamos a revivir con nosotros esta experiencia de unidad en la que, a través del amor recíproco vivido, Él, Jesús, se hizo compañero de viaje y transformó cada encuentro en una perla del amor de Dios.

“Soy Fray Matteo, religioso franciscano italiano. Desde hace meses, junto con los focolarinos, comenzamos a pensar en este viaje para visitar a las comunidades del Movimiento en Santiago de Cuba y otros lugares.

Me invitaron y acepté con gusto, con asombro por la propuesta y, finalmente, con la alegría de poder realizar este viaje. Tenía la expectativa de vivir también el tema del año, que nos invita a la proximidad: a acercarnos a las personas que Dios pone en nuestro camino, dejar que Él nos conduzca y nos ofrezca su Providencia —lo que Él sabe que es lo mejor para la gente, especialmente para el pueblo cubano en este momento y en esta situación.

Con la esperanza de permitir que Dios actuara, y de nuestra parte ocuparnos y preocuparnos por amarnos, servir, acoger y dejarnos acoger por quienes encontraríamos, me dispuse a vivir esta experiencia.”

En Ciego de Ávila nos recibieron con alegría: un rico almuerzo, un café compartido y una conversación llena de experiencias. Esa noche llegamos a Camagüey y, el sábado por la mañana, viajamos a Florida para participar en la ordenación sacerdotal de Yunior Porro y Lázaro Pineda, acompañados por toda una hermosa comunidad.

Descubrimos cómo la fe mantiene viva la esperanza a través de las experiencias de las comunidades de Santiago y Palma Soriano.

“Eso fue una maravilla, una bendición de Dios para todo el grupo que pudo participar con su ayuda. Fue tan lindo compartir con personas del Movimiento que hacía mucho tiempo no veíamos.

Fray Matteo fue una bendición de Dios, y le damos muchísimas gracias, pidiéndole que nos permita volver a encontrarnos pronto.” (Carmen Campo, miembro de la comunidad de Palma Soriano)

Acompañamos al equipo de la guardería Caminitos de Ternura, compartiendo sus logros, retos y experiencias de vida.

Por la tarde, en Guantánamo, nos recibió monseñor Silvano Pedroso, quien compartió con nosotros los momentos más significativos de su vida. Fue una tarde hermosa y llena de comunión.

Después de una visita al Santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, llegamos a Holguín, donde compartimos con monseñor Emilio Aranguren, monseñor Marcos Pirán, el padre David —de la Iglesia Greco-Ortodoxa— y el padre Pedro Pablo Ladrón de Guevara, párroco de Las Tunas.

Allí también conocimos más sobre las aventuras de seguir el llamado de Dios que llevó a monseñor Marco desde Argentina hasta Cuba hace más de veinte años, donde ha vivido literalmente al lado de cada persona.

Luego regresamos a Camagüey. Entre visitas, coloquios, encuentros y mucha comunión, hubo risas, aprendizajes y momentos que nos marcaron. Como cuando, en Florida, nos contaron que actualmente tienen energía eléctrica solo cuatro horas al día y, al no contar con gas, todos se ven obligados a cocinar con carbón, con todo lo que esto implica.

No volvimos iguales. En cada comunidad dejamos algo de nosotros, pero trajimos mucho más: historias, planes para el futuro y la certeza de que Jesús entre nosotros nos da la fuerza para irradiar esperanza.

¡Gracias por acompañarnos en este viaje!

Por Rocío Rada, Carlos Núñez y Fray Matteo Marcheselli – Cuba

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