RUC aboga por el «ejercicio de una justicia ecológica, social y ambiental»

ADN CELAM

“Hacemos un llamado urgente al efectivo ejercicio de una justicia ecológica, social y ambiental que atienda el clamor de la Tierra y de los pueblos más postergados”, declara la Red de Universidades para el Cuidado de la Casa Común (RUC) en el documento que presenta a la opinión pública, tras concluir el congreso que reunió a más de 230 rectores de universidades públicas, privadas, laicas y confesionales de América y Europa.

Una urgencia planetaria

Un encuentro efectuado del 20 al 24 de mayo en la ciudad de Río de Janeiro que concluyó con un acto de incidencia en un lugar emblemático para el mundo entero, el Cristo del Corcovado, el de los brazos abiertos. “Alzamos una voz colectiva ante la urgencia planetaria. En este lugar que es un símbolo global, el Cristo Redentor, a diez años de la Laudato si’”, se lee en el manifiesto.

Emilce Cuda, secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina se refirió a los objetivos del acto, que busca “hacer incidencia y pedir firmemente por el cuidado de nuestra casa común”, meta que incluye a “todos los seres humanos, también a los descartados y desocupados”.

Así, con la mirada puesta en la COP30 que se realizará en Belém, los miembros de la RUC proponen que los “estados, organismos multilaterales y los actores financieros globales impulsen, en el marco del Acuerdo de París, la remisión entre la deuda pública que tienen los países menos industrializados con la deuda ecológica que tienen los más desarrollados”.

Estrategias globales

Al respecto, invitan a los diferentes sectores de la sociedad, representados en los gobiernos, empresas, organizaciones sociales, comunidades religiosas, pueblos originarios y juventudes, a “construir puentes de integración entre el Norte y el Sur, entre lo público y lo privado, entre culturas y saberes diversos”, que permitan mantener una escucha atenta y un diálogo sincero, para acordar estrategias globales de cuidado común.

De ahí, que los miembros de la RUC no se queden en la lamentación, frente a la realidad apabullante o la condena sobre las actuaciones de los dueños de las decisiones que afectan a la mayoría.

Por el contrario, se enfocan en que se extienda el ejercicio de la responsabilidad, por lo que se comprometen a disponer de los medios para “fortalecer una educación transformadora que integre las dimensiones ecológica, social, económica, cultural y espiritual del desarrollo sostenible, asumiendo la complejidad del presente y formando nuevas generaciones capaces de habitar el mundo con responsabilidad, creatividad y justicia”.

Organizar la esperanza

Un llamado que aclaran “no es un simple gesto simbólico. Es, sobre todo, un acto de conciencia y acción colectiva”. En tanto, las universidades reunidas en red, ratifican su servicio por un “mejor porvenir para las generaciones presentes y futuras”.

Compromisos que cifran en el fortalecimiento del camino que iniciaron en septiembre de 2023, fecha en la que se realizó la audiencia con el Papa Francisco, y en la que los exhortó a organizar la esperanza. “Sabemos que la crisis climática no es una amenaza futura: es una realidad presente que impacta con mayor fuerza sobre los pueblos y territorios más vulnerables”, afirman.

Un contexto del que las universidades no se pueden sustraer. “Tenemos la responsabilidad ética, científica, pedagógica e institucional de actuar”, advierten los rectores, convencidos de que “no hay justicia social, sin justicia ecológica. No hay futuro sin compromiso”.

Sembradores de esperanza

Por su parte Mons. Lizardo Estrada secretario general del Celam, recordó la importancia del rol que tienen universidades y los universitarios, especialmente los situados en América Latina. “Ustedes son el corazón pensante de nuestras sociedades, sembradores de esperanza y transformadores del presente”, es por eso, que los invita a trabajar en unidad porque “la destrucción de los ecosistemas es una forma más de violencia, contra la dignidad humana”.

Para Estrada “no podemos seguir ignorando que atravesamos una sola crisis, tanto climática como social. Esta es una preocupación que no solo es ecológica ni tampoco exclusivamente moral: es una cuestión de justicia, de vida y de fe”, señaló.

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