Hola, mi nombre es Roberto García un joven de la República Dominicana, guitarrista y director de la agrupación Alma Gen de nuestro país, la cual se formó para animar y armonizar todas las actividades del Movimiento de los Focolares.
Nuestro Run4Unity tuvo lugar en el batey de Cacata, ubicado en la ciudad de la Romana, en República Dominicana. Un batey es una comunidad, generalmente rural, periférica, en donde habitan las familias de todos los trabajadores de la caña de azúcar. La población del batey de Cacata es, en su totalidad, haitiana.
Tanto la organización, sistematización y desarrollo de la actividad fue un trabajo en equipo.
Un día antes viajamos un grupo desde Santo Domingo hacia la ciudad donde iba a hacer el evento. Allí, junto con los jóvenes de La Romana, nos dedicamos a los últimos detalles, sobre todo la preparación de 200 sándwiches para entregar como desayuno.
Para nosotros, el vernos y trabajar juntos fue una experiencia hermosa, ya que muchos teníamos meses sin vernos. Pudimos hablar de todas esas experiencias que cada uno había estado viviendo, también tuvimos un momentito de meditación y después la cena juntos.
Para nosotros, el vernos y trabajar juntos fue una experiencia hermosa, ya que muchos teníamos meses sin vernos. Pudimos hablar de todas esas experiencias que cada uno había estado viviendo, también tuvimos un momentito de meditación y después la cena juntos.
Ya el día del Run4Unity fue una experiencia maravillosa ver a todos los que fueron y cómo todo transcurrió como lo habíamos preparado. Ver la felicidad de la comunidad fue maravilloso. Me llevo como experiencia la integración de todos, jóvenes y adultos. El partido de basketball fue todo un éxito. Incluso el hecho de que ganaran los jóvenes del lugar y que nosotros les colocáramos la medalla.
Cada detalle fue asumido con responsabilidad, por ejemplo, armamos unas buenas canciones para animar la actividad. Me queda en el corazón un agradecimiento a todos los que nos acompañaron.
Run4Unity 2025 – Una jornada de unidad que dejó huellas profundas. Una experiencia que transformó corazones y sembró esperanza. Desde el primer momento, la acogida fue cálida y generosa. La comunidad nos recibió con los brazos abiertos, prepararon un espacio especial para nosotros y se encargaron de que todo estuviera listo para vivir una jornada inolvidable.
La mañana comenzó con un desayuno compartido, seguido de una emotiva bienvenida en la que se entonaron canciones del Movimiento, Se respiraba un ambiente familiar.
Uno de los momentos más bonitos fue el juego de baloncesto entre los jóvenes de Cacata y los representantes de La Romana y Santo Domingo. Más allá de la competencia, se vivió un encuentro lleno de respeto, diversión y espíritu de equipo. Al mismo tiempo, los adolescentes disfrutaron de actividades paralelas, pensadas especialmente para ellos, en un ambiente de creatividad y cercanía.
Cada canción, sonrisa y dinámica reafirmó un mensaje central: todos somos uno. Sin importar edad, color, nacionalidad u origen, compartir desde el corazón y construir comunidad fue la verdadera conquista de ese día. (Melissa Jiménez)
«Al principio no estaba muy segura de que podría asistir, pero luego me pareció una buena oportunidad «para reconectar con parte de la comunidad. Una vez allá en La Romana, desde la noche antes, cuando estábamos en preparación, me sentí como en los viejos tiempos cuando de adolescente me preparaba para este tipo de encuentros. Por otro lado, el compartir con los niños de Cacata fue una experiencia muy interesante, ver como esos niños, incluso en la mayor de las precariedades, tienen siempre una sonrisa para brindar a quien llega, me enterneció mucho.» Laura Fernández
Por Alina Esoukourian- República Daminicana
