
A continuación, publicamos parte de una entrevista que Ciudad Nueva Interamericana realizó a Monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, mediador de la paz en Colombia.
Desde la perspectiva suya, que ha sido un tejedor de paz desde hace mucho tiempo en el país, ¿qué panorama de Colombia nos puede mostrar hoy? Mons.: Bueno, Colombia está enmarcado dentro de una transición de conflictos históricos, conflictos que tuvieron las raíces ideológicas con un trasfondo político muy fuerte hacia la paz, pero en la mitad encontramos las nuevas conflictividades que tienen que ver, sobre todo, con las rentas ilícitas, que a su vez tienen que ver muy fuertemente con controles territoriales, atravesadas por el tema de las economías ilícitas.
En ese tránsito, Colombia ha comenzado a elaborar una serie de propuestas como nación. Hay un debate muy fuerte de cómo abordar este momento porque no logramos cerrar completamente el asunto del conflicto armado.
Algunos piensan que sí, hay un cierto debate, pero quedaron unos remanentes y algunos grupos importantes como el ELN, que tiene más de 60 años de lucha y que mantiene una perspectiva ideológico política. Entonces, en ese sentido, las negociaciones con FARC del año 2016 pusieron punto final a una confrontación histórica muy importante.
Ese fue un paso relevante, de los más importantes que hemos tenido históricamente, pero todavía subsisten una serie de hechos relacionados con conflictividades del orden ideológico político. Entonces, por eso tenemos que decir que este país es un país en una fase de transición, de múltiples transiciones, porque esa es la transición en el mundo de la paz, pues estamos en unas transiciones también de orden energético, ambiental, en fin, hay múltiples transiciones que se cruzan (…). Por ejemplo, las regiones más afectadas son regiones donde tenemos grandes riquezas naturales, de una diversidad ambiental importante, en muchos casos amenazada justamente por la expansión de conflictos y por la avidez de dominios territoriales, sea para economías ilícitas como tales o para otras formas de economía que están vinculadas de alguna manera (…).
A veces, en la discusión de paz, miramos mucho con el retrovisor, como si fuese un tema estático, usted nos plantea un tema dinámico. ¿Cómo podría irse dibujando ese esbozo, ese mapa de Colombia hacia la cual podemos avanzar teniendo en cuenta esa transición y ese norte de la paz?
Mons.: Cuando hablamos del momento presente, usted ha tocado un tema importante, es que mucha gente piensa que estamos volviendo a los años 90, los años 80. Sin embargo, cuando uno mira con detenimiento lo que fueron esos años, hay diferencias muy grandes, muy importantes. Solo en el plano de las conflictividades.
Estamos hablando de que en los años 80 había por lo menos 300 municipios de Colombia de los que la muchos gobernantes locales, alcaldes, no gobernaban en las municipalidades y tenían que hacerlo desde las capitales o desde otros sitios y que teníamos también un debilitamiento muy grande de una fuerza pública con numerosos secuestrados por parte de las FARC, etcétera.
Hoy vivimos una situación distinta, aún bajo esas perspectivas. Entonces, nosotros tenemos que entender que estamos en unas conflictividades nuevas con desafíos, enormes, algunos de ellos con notas características que se asemejan a lo que vimos en un pasado, pero que tienen una novedad, una impronta diferente y, por lo tanto, para resolverlos, para abordarlos hay que entender las nuevas complejidades que allí surgen. Muchos gobernantes locales, alcaldes, no gobernaban en las municipalidades y tenían que hacerlo desde las capitales o desde otros sitios y que teníamos también un debilitamiento muy grande de una fuerza pública con numerosos secuestrados por parte de las FARC, etcétera.

Hoy vivimos una situación distinta, aún bajo esas perspectivas. Entonces, nosotros tenemos que entender que estamos en unas conflictividades nuevas con desafíos, enormes, algunos de ellos con notas características que se asemejan a lo que vimos en un pasado, pero que tienen una novedad, una impronta diferente y, por lo tanto, para resolverlos, para abordarlos hay que entender las nuevas complejidades que allí surgen.
Entonces en lo que estamos insistiendo mucho es en que hay que seguir discutiendo proyectos de nación. (…) Hay que preguntarse por qué la gente no se siente representada y por qué en muchos casos la gente siente que actores al margen de la ley pueden ejercer mejor el rol de estado que el Estado colombiano mismo.
Eso tiene que ver con la forma cómo los territorios han vivido después de estos 100 -150 años. (…)
(…) Pienso que hemos crecido como ciudadanía. Hoy las regiones tienen más capacidad de ejercicio de gobernabilidad. En algunas eso está un poco en crisis y ahí es donde viene la pregunta, ¿nos estamos alejando porque hay mayor dominio de otras formas de poderes fácticos que se entrecruzan en las regiones y crean un escenario nuevo? Esos poderes fácticos a veces nos hacen preocupar de que estamos retrocediendo, pero yo pienso que hay mayor capacidad hoy del estado.
Tenemos un estado más robusto, con una institucionalidad más potente, más poderosa y también tenemos una ciudadanía cada vez más empoderada. Surgen nuevas ciudadanías, como es el caso de los jóvenes, por ejemplo, ciudadanías muy dinámicas que tendremos que ir viendo cómo se van integrando en este escenario. Entonces, yo creo que Colombia no ha perdido la ruta de la democracia. Indudablemente hay amenazas, indudablemente hay situaciones que pueden causar preocupación (…).
Esta es una democracia atravesada por el problema de la corrupción, que es un tema ético muy de fondo, es un cáncer de la democracia. Si algo le quita legitimidad y credibilidad a la democracia es la corrupción, mucho más que los actores armados, mucho más que el accionar de actores ilegales (…).
Para quienes se sienten confundidos o desesperanzados con la actualidad noticiosa, ¿qué motivos tiene el ciudadano de a pie, el cristiano, el católico de a pie para sentir esperanza frente al escenario que tenemos hoy?
(…) La historia representada, como lo decía San Juan en el Apocalipsis, por un libro sellado que nadie sabía romper los sellos y de pronto aparece el Cristo que los abre y él es el que tiene las claves de la historia. Nosotros a veces estamos confundidos, desesperados y se nos olvida que más allá de eso hay un plan de Dios y que él sabe jalonar la historia en medio de las contingencias humanas.
(…) El cristiano tiene que ser capaz de hacer una lectura distinta. que diga, aquí están pasando cosas graves, pero también hay cosas de las cuales podemos partir. Dios nunca nos deja sin de dónde agarrarnos para remar. (…) tenemos que remar en la misma dirección, hay que insistir en cambios, en la conversión.
No podemos ser acríticos frente a lo que hacen, sean las autoridades y otros órdenes. Tenemos que mantener una visión también profética de eso.
(…) La profecía es cuando yo soy capaz de descubrir que hay un plan de Dios, que ese plan de Dios está en marcha, que somos capaces de descubrir ahí la presencia de Él en medio de los nubarrones y las tormentas de la historia. Las identificamos, las llamamos por su nombre; somos capaces de señalarlas claramente, pero eso no nos impide ver que hay una un plan, una acción del Creador.
Por Vicente Guerra – Colombia
