Perú: Estar atentos

Junto con mi amigo Germán íbamos caminando hacia un edificio donde teníamos que realizar unos trabajos; llegamos a una avenida de cuatro vías, muy transitada; decidimos subir por las escalinatas para pasar por un puente elevado peatonal. German encontró en el piso una imagen de Jesús. La recogió y me dijo: «Jesús nos está saludando, nos quiere decir algo».

Cuando llegamos a la parte superior de la escalera nos encontramos con una escena muy fuerte. Una joven estaba intentando subirse al apoyabrazos de la escalera para lanzarse al vacío sobre la avenida llena de vehículos en circulación. Corrimos para detenerla, la tomé de los hombros, la abracé y le dije: «Niña, ¿qué estás por hacer?». Ella me respondió llorando:

«¡Quiero morir, quiero morir!». La tranquilicé, le dije que respirara profundamente. «Ahora estás segura, no tengas miedo», le animé, y la invité a bajar por la escalera hacia el otro lado de la avenida. Le pregunté por qué había tomado esa decisión tan extrema y me dijo que había tenido una fuerte discusión con su madre, quien siempre la maltrataba y le gritaba. «Y bueno, es la única persona que tengo y por eso tomé esa decisión», agregó.

«Eres joven -le dije- tienes toda la vida por delante, un futuro maravilloso que tal vez aun no has descubierto, pero tienes la oportunidad de construirlo». Le aconsejé, si ella lo veía necesario, que dejara a su madre y que se fuera a vivir sola o con una amiga de confianza.

Le pregunté si creía en Dios o en algo. Me dijo que era bautizada, católica, no practicante. Le sugerí que pasara por alguna iglesia y que le pidiera a la Virgen que la ayudara a realizar su deseo de hacer una nueva vida. «Pero esa nueva vida empieza hoy -le dije con fuerza-, comienza en este instante, en esta decisión tuya de querer hacerlo. No puedes esperar a mañana, lo tienes que hacer ahora, en el momento presente» Vi que le cambiaba el rostro, empezó a sonreír y me dijo ya serena: «¿Usted es Dios?». «Tal vez un poquito», le respondí con una sonrisa, me dio un abrazo y nos despedimos.

Con Germán seguimos en silencio nuestro camino hacia el trabajo, casi incrédulos de lo que habíamos vivido. Me venía a la mente la parábola del Buen samaritano que nos desafía también hoy a estar más atentos a nuestro alrededor, dispuestos a poner en práctica una cercanía activa.

Por Marcelo Leppez Sánchez- Perú

4 thoughts on “Perú: Estar atentos

    1. Me encantó el testimonio de Marcelo.
      Me estoy dando cuenta de lo que cada uno puede hacer para que haya en mi un buen samaritano, para que siembra de buenos samaritanos, que nadie los conozca pero dónde están empiece a haber más luz, más alegría, más paz.

  1. Eres Dios? Sí, más que un poquito.
    Fue una experiencia impactante para Vos y Germán. Recuerdo al leer éstas líneas la sorpresa que manifestaste en el momento posterior al hecho. Una vez más confirmas que el camino elegido hace tantos años era el correcto. Agradecida de haberte conocido….hace tantos años y feliz de verte feliz. No ignorar al prójimo aunque a veces ese prójimo es cruel. Ayudar y apartarnos, sino podemos salir físicamente al menos hacerlo mentalmente y cuidar y sanar nuestro corazón, lugar donde habita Dios. Gracias por la publicación.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *