Periodismo en profundidad: Cuba, retiro espiritual en la cotidianidad de un pueblo

Compartimos las impresiones de quienes desde sus lugares en la zona interamericana (1), especialmente en protagonizan y acompañan la vida de las comunidades locales, que transforman sus ambientes y relaciones. 

Cuba nos permite apreciar la belleza de la vida del focolar, rodeado de la cotidianidad de los hermanos. En un lugar así, pequeño, en medio del mundo, ambos focolares, masculino y femenino, pudieron reunirse y vivir sus ejercicios espirituales.

Cuba Colada de Café

El fin de semana estuvimos en Viñales, un pueblito del norte de Cuba donde hay unas formaciones rocosas llamadas Mogotes, una especie de hongos de muy poca altura, pero de una belleza significativa que es el destino turístico de muchos de los que visitan la isla.

No era un lugar clásico al que estábamos acostumbrados para este tipo de encuentros. Dormíamos en pequeñas casas acondicionadas como B&B distribuidas en la calle principal, pasábamos el día y almorzábamos en una pequeña casita de campo gestionada por un grupo de jóvenes campesinos, luego cenábamos en un restaurante cerca de los alojamientos. En los momentos de distensión nos hicieron conocer los secretos del cultivo del tabaco, la molienda del café a mano, el trapiche donde se muele la caña de azúcar que produce el famoso “guarapo” y otros productos. Estas explicaciones deslumbraban a algunos de nosotros nacidos en una cultura ciudadana.

La finca “Colada de Café” se transformó en nuestra casa por cuatro días, que además de acogernos, seguía el ritmo del trabajo campesino, arado y siembra con bueyes, el cuidado de los animales, la recolección de hortalizas y legumbres que luego degustábamos. La casita que compartíamos estaba compuesta de un saloncito, el baño, la cocina y un cuarto, todo pequeñísimo pero muy bien arregladito. Mientras ellos cocinaban nosotros hacíamos nuestros programas acompañados por el cacareo de las gallinas y el piar de los pollitos y otros sonidos que fluían de la naturaleza. Las reuniones, salvo una, las hicimos en una galería que tenía en el fondo las formaciones de los mogotes, que producían una sensación de vastedad y finitud al mismo tiempo que marcaban el ritmo de nuestras reuniones. 

No podíamos estar ajenos a esta pequeña obra maestra de la naturaleza y también de su Autor, que nos abrazaba y nos cuestionaba sobre nosotros mismos. La belleza es una palabra síntesis de la Creación y nos acerca a nuestro deber ser, como su Creador. Dejemos que el tiempo sedimente estas experiencias, mientras tanto, nos agradecemos recíprocamente por lo vivido.

Por Ricardo Mazarelli – Cuba

Estos ejercicios espirituales son para focalizar esa lente en el llamado interpelante de Jesús que llama a dejar todo, para ser como Él y con Él, generadores del Reino, que ya está entre todos si se lo reconoce, si se lo vivencia y se lo genera cada día.

Por la Redacción de Ciudad Nueva Interamericana

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