Padre Vidal: un hombre de paso firme al servicio de los hermanos

Jimmy soñaba con viajar a Europa y, ahora que se ordenó de diácono, un amigo sacerdote español lo ha invitado a su país. No solo verá al amigo, sino que podrá visitar, en Italia, al padre Vidal Traína, su antiguo párroco en San Miguel Petapa, en los suburbios de la Ciudad de Guatemala, que lo inspiró para ser sacerdote.

A sus 88 años y 60 de sacerdocio este anciano sacerdote, que ahora vive en la Casa del Clero de Turín, sigue vivo en los corazones de quienes lo conocieron a lo largo de su ministerio sacerdotal.

Originarios del sur de Italia, sus padres emigraron a Turín, ciudad del norte, centro de una región de gran desarrollo industrial, en los años de la post guerra del siglo pasado. Ese ambiente de trabajo duro le transmitió al Padre Vidal un marcado optimismo emprendedor que lo acompañará toda su vida.

En Turín se encontró con la vocación al sacerdocio e ingresó al Seminario diocesano a la edad de 14 años y a los 25 años fue ordenado sacerdote. La abundancia de vocaciones en Italia y las noticias de la escasez en Centroamérica en aquellos años, despertó en el joven Vidal la inquietud por la misión.

Pastor de comunión y esperanza

Llegó a Guatemala en el año 1967, años en los que el país vivía el Conflicto Armado Interno (1960- 1996), que trajo consigo graves violaciones a los derechos humanos y sumó al país en una violencia fratricida que enlutó a miles de familias. Su misión pastoral en Padre Vidal: un hombre de paso firme al servicio de los hermanos Guatemala se le fue manifestando en el contacto concreto con las realidades del pueblo y en ellas descubrió la importancia de responder a las necesidades tanto estructurales como espirituales de la iglesia.

“Una de las cosas que me hace valorar, tanto la vida como el ejemplo de P. Vidal, – comenta el padre Ramiro Gonzalez – , es la sencillez y austeridad de un hombre muy entregado, de mucho servicio a la Iglesia”. De hecho, la confianza en la providencia que él tenía estaba asociada al esfuerzo y compromiso de cada uno a vivir con radicalidad el Evangelio. Ese fue su desafío constante.

Huellas de Dios en la Iglesia y sociedad guatemalteca

Dentro de otras cosas construyó y remodeló las tres parroquias en las que sirvió. Consolidó los consejos parroquiales y las pastorales de las diferentes comunidades. Se ocupó también por la educación para locual apoyó con la construcción de un centro vocacional y de un colegio parroquial. Adela, que lo conoció desde joven y fue una activa colaboradora en la parroquia

San Juan Apóstol, así lo recuerda : “no solo se preocupaba por las obras físicas sino también por crear la comunidad y que todos se sintieran atraídos a ser iglesia viva … y le dio valor al trabajo de los seglares en la parroquia y la formación del concejo parroquial”.

Destinado al Seminario Mayor, como formador se vuelve un testimonio íntegro de sacerdote servidor como lo fue Cristo. “Su afán era ser cuidadoso con los bienes – comenta P. Ramiro – tenía ese sentimiento que aprendí de él, del sentido de la pobreza, de la sencillez y de la humildad que caracterizaba su vida”.

En un retiro espiritual a los Frailes del Santuario nacional del Cristo crucificado de Esquipulas, le donaron un terreno. A las semanas siguientes, en una conversación con las Hermanas de Marta y María de Jalapa, que tenían un hogar de niños huérfanos, estas le comparten su preocupación por la falta de lugar para continuar su labor. P.Vidal comprendió la utilidad del terreno y con ayuda de donantes Italianos se construyó lo que ahora es » La ciudad de la Felicidad» y el noviciado de las madres de Marta y María en Esquipulas..

Una semilla del Carisma de la unidad que cayó en tierra fértil

Sólo estaba en los planes de Dios que con la con la llegada de P. Vidal a Guatemala se diera origen a un nuevo brote de vida evangélica en la Iglesia: el Carisma de la Unidad, del Movimiento de los Focolares, que él acompañó y sostuvo con amor y dedicación.

Hugo Girón había comenzado a frecuentar el grupo de jóvenes del Movimiento que tenían su sede en la parroquia San Juan Apóstol. Hugo llegaba casi siempre, pese a vivir a una hora y media de distancia. Pero… “ Por respeto a P. Vidal que nos esperaba, decidí ir con la intención de decirle ‘muchas gracias pero no voy a seguir viniendo porque solo yo llego de lejos y los demás de por acá no llegan’. Durante el viaje preparé mi discurso. Cuando llegué a la parroquia, efectivamente, estaba solo yo. P. Vidal me abrió la puerta sonriente, con su saludo clásico: – ah que bueno que vino vieco! Mire los jóvenes no han venido, pero no importa porque nosotros dos podemos tener Jesús en medio -. Con esas palabras me desarmó todo el discurso que había pensado (…) Debido a esa experiencia continué en el Movimiento”.

En pocos años la comunidad del Movimiento creció, no sólo en Guatemala, sino también en Centroamérica, por lo que se hacía necesario un lugar de formación. Años después la iglesia de Guatemala donó un terreno y, con la fe, sabiduría y tenacidad del P. Vidal, se construyó El Centro Mariápolis María de los Focolarinos y en otra fracción del terreno surgió una Escuela de oficios que luego evolucionó hasta ser el actual Centro Educativo Fiore (CEF).

Fazenda de la Esperanza (1)

La sensibilidad al dolor de quien sufre lo lleva a interesarse en el proyecto de una sede para la “Fazenda de la Esperanza”, en colaboración con algunos miembros Movimiento de los Focolares. Concientiza, solicita ayudas y se sumerge en oración, era la dinámica del P. Vidal para obtener los fondos para las construcciones, así nacen las dos sedes, una para hombres y otra para mujeres. 

Pese a un diagnóstico de leucemia en 1995, su amor por Dios no lo dejó claudicar. Nosotros tenemos la dicha de poder agradecerle, todavía en vida, su fidelidad y testimonio.

Por Adela y Alfredo Lemus- Guatemala

1. Las “Fazendas de la Esperanza” son instituciones dedicadas a la recuperación de jóvenes y adultos víctimas de alguna dependencia. Su fundamento terapéutico es la misma pedagogía carismática

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