Mi misión: ir a los lugares más necesitados 

El pasado 15 de agosto realizamos una entrevista a Orson Piña, voluntario en el Hogar de ancianos Chiara Lubich, en la selva amazónica peruana.

Hola Orson, buenos días. Cuéntanos un poco. ¿De dónde vienes? 

Mi nombre es Orson Piña y soy de la ciudad de Rioja del departamento de San Martín (Perú) y pertenezco a la Iglesia Adventista. Mis padres son naturales de Moyobamba (Rioja). Me ha gustado visitar por primera vez el pueblo de Lámud y esta Casa Hogar donde estoy apoyando con la bendición del Señor, por lo cual me siento muy feliz. He llegado aquí por un proyecto que se llama “Mis sion for one year” (Misión por un año). Cuando perdí mi trabajo y mis estudios en Moyobamba, en mi Iglesia me propusieron este proyecto en donde podía unirme como voluntario para ayudar a los demás. Me preguntaron: “¿Alguna vez has dado un año de tu vida al Señor?”. Fue así que vine aquí como misionero voluntario. 

Mi misión consiste en ir a los lugares de más necesidad y, allí, apoyar desinteresadamente transmitiendo la idea a todos de que Dios existe y es Amor para todos. 

Primero fui a Mendoza (Huambo) y, luego, en Lámud (Chachapoyas) en donde había otros compañeros realizando una misión. Ellos me dijeron que había un hogar para abuelitos. Aquí conocí a Jenny, la directora, y me gustó mucho la labor social que hacen porque se ama al prójimo concretamente, así como Jesús vino a hacer en la tierra. Esto a mí, personalmente, me motiva para seguir adelante, para amar más a las personas. Sobre todo, a estos abuelitos que en muchos de los casos no tienen un hogar, han sido olvidados, y nosotros estamos aquí para servirlos y traerles alegría. Junto con Jenny y el resto del equipo nos damos fuerza para realizar esto. Estoy muy feliz de poder dar mi aporte en el Hogar Chiara Lubich.

¿Cuál ha sido tu experiencia en el Hogarcito Chiara Lubich? 

Fue solo llegar e inmediatamente sentirme parte de esta familia. Entre las tareas que tenemos, la recolección de reciclado nos genera pequeños ingresos. También organizamos algunas campañas y visitamos a algunas personas que viven en las afueras del poblado. 

Claro que se necesitaría más ayuda, pero la experiencia que he tenido como familia es inmensa, también por el hecho de sentirme útil. Aquí he encontrado el motivo que por tanto tiempo he buscado. Se da amor, pero se recibe mucho más.  

¿Cómo es un día de tu trabajo aquí en el Hogar? 

Resumo parte de mi trabajo el día jueves y viernes. Aquí llegamos muy temprano y nos vamos al mercado de Luya, en el poblado vecino; allí el mercado es muy variado y allí hacemos las compras de víveres para toda la semana. Luego el viernes apoyamos en la cocina, hicimos la limpieza, servimos el desayuno y también ese día nos ocupamos de aseo de los abuelitos. Terminamos el dia muy cansados pero nuestro corazón desborda de alegría al ver la sonrisa reflejada en el rostro de los abuelitos. Algunos de ellos no pueden hablar, pero te lo demuestra con los gestos, un abrazo, un cariño, que vale más que mil palabras.

 Esperamos que también otros se sumen a esta cadena de amor como voluntarios por un período aquí en el Hogar Chiara Lubich. 

Por Marcelo Leppez – Perú

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