Hola soy Verónica, de Mérida, México. Me despidieron de la escuela en donde creí “encontrar mi felicidad”, lo más difícil fue el transitar los sentimientos de sentirme traicionada a entender el «Padre perdónalos porque no saben lo que hacen».
Después de un tiempo de estar sin trabajo estable, sólo haciendo suplencias, creí haber llegado al lugar soñado y con la mística en la que fui formada, un colegio de religiosas Teresianas… Sentí como regresar a casa y…, la formación de niñas de 4º a 6º de primaria dando Educación en la fe. Estaba feliz de poder compartir lo que he recibido y lo que en el Movimiento de Focolares hay para chicos de esas edades….
Sin embargo, uno no sabe los caminos que Dios ha pensado y que, muchas veces, se nos muestran cuando llegan situaciones fuertes. Fue lo que viví. Lo sufrí en el momento en que me despidieron. Sentí que mi corazón se ensuciaba de pensamientos que me gritaban actuar con un sentido de falsa justicia. Oré y le dije a Dios: “mi corazón está a donde Tú me lleves, que no se haga mi voluntad.” Estuve tentada en hacer un desplegado público o acudir a los superiores, pero desistí de exhibir a la persona que me causó tanto daño porque me di cuenta de que ese no era el camino, que quizá era sólo mi ego herido.
No sabía lo que iba a suceder. Cuando acudí a la cita con la administradora y el abogado de la escuela entendí lo que Dios quería, aún con mi tristeza y decepción.
Sin embargo, gracias a ese despido me dieron una buena liquidación; sin haber realizado ningún gasto de juicio obtuve lo que me hubieran dado después de un año de trámites. También me dio la posibilidad de ir a la Ciudadela El Diamante, al congreso de Familias, junto con mi hermana; vi a mi papá que ha estado un poco mal de salud, platiqué con mis hermanos que hace tiempo no veía por motivos económicos y pude dedicarle tiempo a mi salud, hacerme análisis varios por lo que descubrí que soy diabética y he comenzado a tratarme y a cuidarme más.
Cosas de Dios…
Poco tiempo después me ofrecieron dos clases en una universidad en la carrera de Licenciatura en Educación, así que ahora estoy formando a futuras maestras de niños y jóvenes.
También me ofrecieron estudiar la maestría con un 50% de descuento y sin pago de inscripción, me solicitaron que les ayudara a abrir la carrera de Psicología con probabilidades de ser coordinadora… ¡Todavía no puedo creerlo!
En el corazón tengo la sensación de haber pasado de la muerte a la resurrección. Me desprendí de todo, abandonándome a la providencia de Dios. Solté la tristeza y el temor y he experimentado la certeza de que Dios no defrauda. Hoy le agradezco a Dios todo lo vivido.
Por Verónica Góngora- México
