En su mensaje al Simposio Internacional e Interreligioso sobre Cuidados Paliativos “Hacia una narrativa de esperanza”, que se desarrolló en Toronto del 21 al 23 de mayo de 2024, el Papa Francisco hizo un fuerte llamado a ofrecer cuidados paliativos como camino de esperanza, en oposición a la eutanasia, que es generadora de una cultura del descarte.
El Papa enfatizó que el título del simposio es oportuno y necesario, ante la facilidad con que se puede caer en la desesperanza en medio de los trágicos efectos de la guerra, la violencia y la injusticia.

Pero “como miembros de la familia humana y especialmente como creyentes, estamos llamados a acompañar con amor y compasión a los que luchan y tienen dificultades para encontrar razones para la esperanza (cfr. 1 Pe 3,15). En verdad, la esperanza es lo que nos da la fuerza ante las interrogantes que surgen por los desafíos, las dificultades y las ansiedades de la vida”.
Haciendo una síntesis de su discurso se puede sistematizar los mensajes del Papa de la siguiente forma:
Para el Papa quienes enfrentan graves enfermedades o el final de la vida “necesitan el testimonio de esperanza que brindan los que cuidan de ellos y que permanecen a su lado”.
Ante este presupuesto, el Papa enfatizó tres misiones de los cuidados paliativos. En primer lugar, “buscan aliviar la carga del dolor tanto como sea posible”. En segundo lugar, “constituyen sobre todo un signo concreto de cercanía y solidaridad con los hermanos y las hermanas que sufren”. Y finalmente, pueden ayudar “a los pacientes y sus seres queridos a aceptar la vulnerabilidad, fragilidad y finitud que signan la vida humana en este mundo”.
La diferencia radical entre eutanasia y cuidados paliativos
Para el Papa, los auténticos cuidados paliativos son “radicalmente diferentes” a la eutanasia. Sobre la eutanasia, dice el Papa:
“Nunca es fuente de esperanza o de genuina preo cupación por el enfermo y el moribundo”; “Es un fracaso del amor” “Un reflejo de la cultura del descarte, en la que las personas no son vistas como el valor más importante a ser cuidado y respetado”.

La diferencia radical el Papa la ubica en la compasión. En efecto, “a menudo, se presenta [a la eutanasia] falsamente como una forma de compasión”. El Papa explica que “compasión” “significa ‘sufrir con’ y no implica poner intencionalmente fin a la vida, sino la decisión de compartir las cargas que afrontan los que están en la última etapa de nuestra peregrinación en esta tierra”.
La diferencia radical el Papa la ubica en la compasión. En efecto, “a menudo, se presenta [a la eutanasia] falsamente como una forma de compasión”. El Papa explica que “compasión” “significa ‘sufrir con’ y no implica poner intencionalmente fin a la vida, sino la decisión de compartir las cargas que afrontan los que están en la última etapa de nuestra peregrinación en esta tierra”.
Para el Papa, “Los cuidados paliativos son una forma genuina de compasión, porque responden al sufrimiento, físico, emocional, psicológico o espiritual, afirmando la fundamental e inviolable dignidad de cada persona, especialmente los moribundos, y ayudándolos a aceptar el inevitable momento del pasaje de esta vida a la vida eterna”.
El aporte de las convicciones religiosas
Finalmente, en línea con el carácter interreligioso del simposio que se realizó en Canadá, el Papa afirmó que “nuestras convicciones religiosas ofrecen una más profunda comprensión de la enfermedad, el sufrimiento y la muerte, viendo a estos como parte de la Divina Providencia”. Además, “para la tradición cristiana, como un camino hacia la santificación”.
“Al mismo tiempo, las acciones compasivas y el respeto demostrado por el personal médico y los cuidadores a menudo han creado la posibilidad de que quienes están en el final de su vida encuentren consuelo espiritual, esperanza y reconciliación con Dios, con miembros de su familia y con amigos”.
Mensaje a médicos y cuidadores
Dirigiéndose al personal médico y cuidadores, les dijo que su servicio es importante y aun esencial para “ayudar a los enfermos y moribundos a darse cuenta de que no están aislados o solos, que sus vidas no son una carga, que siempre hay formas de permanecer como inherentemente valiosos a los ojos de Dios (cf. Salmo 116,15) y unidos entre nosotros con lazos de comunión”.

En el final, los animó en sus esfuerzos por mejorar los cuidados paliativos para los más vulnerables de nues tros hermanos y hermanas y que el simposio los ayude a perseverar en “amor, dar esperanza a los que están en el final de la vida y construir una sociedad más justa y fraterna.
Por Jorge Nicolás Lafferriere
Fuente: https://www.vatican.va/content/francesco/