El funeral de la presidenta que lideró el Movimiento de los Focolares tras el fallecimiento de su fundadora, Chiara Lubich, se celebró el 23 de junio. La actual presidenta, que sucedió a Maria Voce en 2021, la recuerda por su capacidad de «crear una comunidad de pueblos capaces de enriquecerse en las relaciones mutuas». Un ejemplo de vida en estos tiempos de conflictos violentos y temores por el futuro.

Benedetta Capelli – Ciudad del Vaticano

Durante días nos han inundado con tantos mensajes, correos electrónicos, cartas de condolencia de figuras civiles y de tantos movimientos eclesiales. Margaret Karram, presidenta de la Obra de María, más conocida como el Movimiento de los Focolares, relata a los medios vaticanos la oleada de afecto por Maria Voce, quien falleció a los 87 años el viernes 20 de junio en la localidad de Rocca di Papa, en Lazio, donde se celebrará su funeral esta tarde. Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, la llamó «Emaús»: «Un nombre —dice Karram— que evoca la experiencia del Resucitado caminando con sus discípulos. Este nombre también fue un mandato para ella y marcó toda su vida».

María Voce con Chiara Lubich (@focolari)

Este nombre, escribió Jesús Morán, copresidente del Movimiento de los Focolares, evoca «la centralidad de Jesús entre sus seguidores, un principio absolutamente innegociable para ella». «Un testimonio luminoso y discreto —subrayó, en cambio, la presidencia de la CEI—, quien con pasión y competencia guió a la gran familia de los Focolarini, de 2008 a 2021. El diálogo con todos —católicos, cristianos, creyentes de otras confesiones y no creyentes— y la búsqueda de la comunión son los pilares de una enseñanza que permanece y seguirá inspirando el camino futuro».

Cercano y presente

La vida de Maria Voce, nacida en Calabria, cambió al conocer el Movimiento de los Focolares, al que se dedicó con compromiso y competencia, especialmente en el ámbito jurídico; de hecho, fue la primera mujer colegiada en su región. «Sentía un gran cariño por Maria Voce», afirma Margaret Karram, «y también un inmenso respeto por su total entrega a Dios hasta el final. Tras mi elección como presidenta, en 2021, su cercanía fue verdaderamente discreta y vivaz, pues siempre me acompañaba y siempre que necesitaba algo podía acudir a hablar con ella. Me apoyó, sobre todo al principio, dándome consejos llenos de sabiduría». Presente en la vida del movimiento, Maria Voce fue una mujer creativa, escribía poesía, tenía sentido del humor y se mostraba cercana incluso con pequeños regalos, como un rompecabezas hecho por ella o unos colores para relajarse un poco en los momentos más difíciles.

21/06/2025

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Conducir en tiempos de confusión

“Para mí”, afirma la presidenta del Movimiento de los Focolares, “fue una auténtica madre, una hermana y también una consejera”. Margaret Karram también destaca la contribución de Maria Voce tras el fallecimiento de Chiara, en un momento en el que “nos sentíamos desorientados, casi huérfanos. Emmaus lideró el Movimiento con un espíritu de valentía, humildad y una gran cercanía a todos”. Una cercanía que se hace presente en las numerosas comunidades de los Focolares en todo el mundo: desde África hasta Corea y Europa, “a todas partes trajo una palabra de luz y esperanza”. De hecho, fue una mujer optimista, capaz de dialogar con todos: desde papas como Benedicto XVI y Francisco, hasta líderes de diversas iglesias cristianas y representantes de otras confesiones. Una apertura ligada al carisma de los Focolares, pero también fruto de su presencia en Turquía durante seis años al frente del Movimiento, durante los cuales mantuvo estrechas relaciones con el Patriarcado Ortodoxo de Constantinopla y el mundo musulmán.

María Voce en la ONU (@focolari)

Unidos y hermandad a pesar de todo

«Una mujer que tuvo el coraje de hacer algo diferente», siguiendo el camino indicado por Chiara Lubich, con el «corazón de madre» que el mundo necesita hoy, explica Karram. Una vocación femenina capaz de contribuir a mejorar la sociedad, lo que no significa aspirar a roles de poder, sino sembrar una nueva sensibilidad. El fallecimiento de Maria Voce llega en un momento muy difícil de la historia, con crecientes conflictos en diversos escenarios del mundo. Guerras que chocan con el carisma de los Focolares, marcado por la unidad y la fraternidad. «Como cristiano nacido en Tierra Santa», subraya el presidente de los Focolares, un cristiano árabe de Haifa con ciudadanía israelí, «llevo en el corazón el profundo dolor por lo que se vive allí y también en otras partes del mundo. Todavía tengo a mi familia allí, la comunidad de los Focolares. En medio de estas tragedias que parecen no tener salida, al menos por el momento, siento que Dios me pide personalmente que sea generador de paz allí donde falta, renovando cada día esta opción de fraternidad y de unidad».

La única “arma”, explica, es la oración, especialmente a la Virgen María, quien “nunca dejó de amar ni siquiera en las situaciones más difíciles”. “Siento vivo el legado de María Voce, de Emaús, quien dedicó su vida a construir una comunidad de personas que se enriquecen con las relaciones mutuas, los dones mutuos, las diferentes culturas y que también aprenden a vivir en paz. Vivió así toda su vida y creo que este es su legado”.

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