Hemos decidido proyectar el presente número de CNI fundándolo en dos palabras: elegir y libres. Dos términos que caminan juntos, porque elegir no es simplemente una cuestión de libre albedrío, sino que está intrínsecamente ligado a la búsqueda de la verdad y el bien, en el contexto de la persona y el bien común.
Al mismo tiempo nos parece importante remarcar la posibilidad extraordinaria que tenemos los seres humanos de elegir. Vivimos en un mundo que nos lleva de propuesta en propuesta, como un tsunami informativo que da vuelta de páginas a toda velocidad y lo último dicho, publicado, difundido parece ser lo mejor, lo destacable, lo impactante. En verdad, el torbellino arrasa; no deja profundizar, hacer un camino de búsqueda interior; vamos tironeados por las urgencias, la carrera siempre hacia… ¿Hacia qué?
Y la gran posibilidad de establecer en nuestro corazón quiénes somos, qué queremos, dónde estamos parados en la vida, hacia dónde nos orientamos, nos permite encontrar el tiempo para actuar el poder de decisión que llevamos dentro.
Tomar siempre más conciencia de esa maravillosa posibilidad que el Dios de la Vida nos ha dado y nos da en cada instante presente, y que nuestra naturaleza humana puede y debe ejercerla, es muy importante. Eligiendo todo es más claro, todo es más hermoso, aún si no quiere decir que sea más fácil. Las elecciones conllevan compromiso, dedicación, postergar muchas veces intereses personales, abrazar dolores, pero siempre el elegir es un acto profundamente liberador y, por lo tanto, feliz.
Una elección puede hacerse entre opciones imaginarias («¿qué pasaría si…?»), sin embargo, normalmente se hace entre opciones reales y seguidas de la correspondiente acción. Las elecciones nos llevan a las decisiones de vida que tienen un impacto significativo en nuestra trayectoria personal y profesional. Elegir es un acto de poder fundamental en la experiencia humana. Marca nuestro carácter y nuestro destino.
En este número elegimos darle mucho espacio a las elecciones que se hacen en distintos ámbitos, desde las más personales relacionales, vocacionales, a las cotidianas, familiares, profesionales, laborales.
Y dado que cada propuesta, cada idea es una responsabilidad, nos ponemos todos en línea, en el ejercicio de nuestra capacidad de elegir, de probar esa libertad que nos permite encontrarnos con nosotros mismos y con todos los demás.
Por Susana Nuin Núñez