El síndrome de la mala madre

La cultura, redes sociales y los comentarios de la sociedad, ejercen una importante presión sobre las mujeres que están llevando a cabo su maternidad, que comienza con el embarazo y persiste cuando los hijos empiezan a crecer. Como consecuencia, las madres suelen tener pensamientos como “¿Por qué no puedo educar a mis hijos de tal forma?” o “¡Me siento mala madre!” cuando se comparan con otras madres. 

¿Qué es el Síndrome de la Mala Madre?

Este es un término que se utiliza para describir una serie de sentimientos y creencias negativas sobre la maternidad, en las que una madre percibe que no está cumpliendo con las expectativas sociales o personales de lo que debería ser una “buena madre”. Este concepto, aunque no está formalmente reconocido como un diagnóstico médico, refleja una experiencia emocional y psicológica que afecta a muchas madres. Está relacionado con sentimientos de culpa, de ansiedad y autocrítica sobre la crianza de sus hijos. 

Características comunes del “Síndrome de la mala madre”: 

  • Culpa constante: la madre siente que no es suficiente para sus hijos, ya sea en su capacidad de crianza o en su rol como figura materna. 
  • Ansiedad y estrés: experimenta una constante preocupación por estar haciendo mal las cosas o por no estar a la altura de los estándares sociales sobre la maternidad. 
  • Autocrítica excesiva: las madres que experimentan este síndrome se someten a una gran presión interna y se critican por no ser perfectas. 
  • Comparación social: se comparan constantemente con otras madres, a menudo idealizando su comportamiento y su habilidad para equilibrar la maternidad con otros aspectos de la vida. 

¿Qué toca hacer en estos casos?

A continuación, algunos puntos que pueden ayudarte en tu maternidad y tu tarea en la crianza. 

  1. Aceptar que no existe la perfección. 

Es fundamental comprender que ser madre no significa ser perfecta. La maternidad es un camino lento de altibajos y es normal cometer errores. Aceptar que la perfección no es alcanzable puede liberar a las madres de la presión constante de cumplir con expectativas irreales. 

  1. No te compares en redes sociales

En ocasiones, el contenido que muestra el algoritmo refleja la parte bonita de todo, en la que parece no haber retos y ser todo maravilloso. Sin embargo, todas las personas pasan por retos distintos, así que no te compares con lo que ves en pantalla. 

  1. Hablar con otros y compartir experiencias

Muchas veces hablar con otras madres sobre sus experiencias puede ayudar a normalizar los sentimientos de culpa y ansiedad. Compartir los retos de la maternidad con personas que comprenden lo que estás viviendo puede aliviar la carga emocional. 

Consejo práctico: únete a un grupo de apoyo y crea un espacio para hablar con amigas o familiares cercanas que también sean madres. El apoyo mutuo es clave. 

Si los sentimientos de culpa o ansiedad se vuelven abrumadores, la terapia psicológica es una excelente opción. Un terapeuta especializado en cuestiones de maternidad puede ayudarte a explorar y reestructurar pensamientos negativos, y desarrollar estrategias para mejorar el bienestar emocional. 

Consejo práctico: consulta a un psicólogo o terapeuta especializado en materinda o ansiedad para hablar sobre las emociones que estás experimentando. 

Por Karen Hutch

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