Amar de verdad conlleva valentía, esfuerzo, así como exponerse a pasar por la adversidad y el sufrimiento.
Tuve varias oportunidades de «amar de verdad», preparando un encuentro importante para sacerdotes, y sobrellevando los imprevistos.
Ayudando a los jóvenes en sus actividades de la kermés, venta de boletos de una rifa, poniendo la cara dura y esforzándome por ofrecerlos.
En el trabajo, tratando de hacer bien las cosas y siguiendo los pequeños detalles, entre otras cosas.
Pero quien ama así participa en la vida de Dios y experimenta su libertad y la alegría de quien se entrega.
Fue justamente así, los frutos del encuentro de sacerdotes fueron inmensos, las actividades de los jóvenes van muy bien, y en el trabajo las cosas caminan adelante. Vale la pena conocer a Dios que es Amor.
Por Jorge Iturralde – Ecuador