Espero que las pocas fotos que adjunto transmitan lo que fue para nosotros el estar en un «medio retiro en la naturaleza», en Montana, estado al noroeste de los Estado Unidos; vecino a Canadá.

Lo hacemos con ánimo de compartir lo vivido. Los lugares de las fotos nos hicieron recordar la intuición profunda de Chiara Lubich (en un momento de fuertes inspiraciones», en el año 1949), que «Dios no se fue a dormir la siesta después del Big Bang sino que sigue manteniendo y «re-creando» el cosmos y este bello planeta-Tierra.

La naturaleza como decía Dante Alighieri y lo volvía a repetir la Lubich es «un canto de amor universal», todo se mueve, nace y muere en función de la «vida», y la puesta del sol detrás de los montes, como decía la Lubich, nos recuerda que Dios (o «fuerza vital inefable» como decía Einstein) está «detrás» de todo.

Esto nos ayudó a mi esposa Raya y a mí a profundizar nuestra relación, en busca de esa unidad que refleja o «manifiesta» Dios y al «canto de amor universal» en el cual estamos sumergidos, si bien lo exterior, lo aparente, la conducta humana, muchas veces va en contra de lo que está llamada a ser, ¿verdad?

Para Raya su momento más significativo fue estando a orilla de un lago «solitario” con tantos árboles alrededor, oír las suaves olas del lago que acariciaban la orilla, ver una mamá ciervo relajada con sus dos crías, y el canto de un búho sobre la copa de un árbol…

Como decía Einstein (que no era para nada religioso en sentido tradicional) «, sentir que detrás de todo lo que se pueda ver, estudiar científicamente, experimentar, hay algo que nuestra mente no puede aferrar, cuya belleza y sublimidad, que yo venero, nos llega indirectamente; esto es espiritualidad. En este sentido soy un hombre devotamente espiritual.

¿Qué lindo, verdad? Poder ser «devotamente espirituales» de frente a todo lo que nos rodea y no solo la naturaleza, en el instante presente, que pasa y se va…a la Eternidad.

Por Miguel Novak – México