¿Qué diría Jesús ante tantas tragedias?

Fragmento de un discurso de Chiara Lubich a los Jóvenes por un Mundo unido

¿Qué pasaría si viéramos imágenes de luchas raciales con masacres y violaciones de los derechos humanos? ¿O conflictos interminables como los que tienen lugar en Oriente Medio, con el derrumbe de casas, heridos, muertes y la continua caída mortal de bombas u otros dispositivos mortales?…

¿Qué diría Jesús ante tantas tragedias? «Les dije: Ámense unos a otros como yo los he amado». 

Sí, eso diría ante estas y las situaciones más graves del mundo actual.

Pero su palabra no es solo un arrepentimiento por lo que no se ha hecho. Lo repite hoy de verdad. Porque murió, pero resucitó y, como prometió, estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Y lo que dice es de inmensa importancia. Porque este «Ámense los unos a los otros como yo los he amado» es la clave principal para la solución de todo problema, es la respuesta fundamental a todo mal humano.

(…) Jesús llamó al mandamiento del amor «mío» y «nuevo», porque es típicamente suyo, típicamente suyo, habiéndolo llenado de un contenido singular y muy nuevo. «Ámense unos a otros, él dijo, como los he amado». Y dio su vida por nosotros. Por lo tanto, en el amar está en juego la vida. Y un amor dispuesto a dar la vida es lo que también nos pide a nosotros hacia nuestros hermanos y hermanas. Para él no es suficiente la amistad o la benevolencia hacia los demás; no le basta la filantropía, ni tampoco la solidaridad. El amor que pide no se agota en la no violencia. Es algo activo, muy activo. Pide no vivir más para uno mismo, sino para los demás. Y esto requiere sacrificio, esfuerzo. Pide a todos que se transformen de hombres pusilánimes y egoístas, enfocados por sus propios intereses, por sus propias cosas, en pequeños héroes cotidianos que, día tras día, están al servicio de sus hermanos y hermanas, dispuestos a dar  también su vida por ellos.

Queridos jóvenes (…) deben amar de esta manera, empezando por ser testigos de este amor antes que sugerirlo a otros. Testigos, modelos: que el mundo vea cómo se aman y que se pueda repetir lo que un día se decía de los primeros cristianos: «Miren cómo se aman y están dispuestos a morir el uno por el otro»1.

Chiara Lubich: «Un mundo unido: un ideal que se hace historia»

Roma (Palaeur), 31 de marzo de 1990.

1.Tertulliano, Apologetico, 39,7.

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