El huracán Melissa impactó severamente el oriente de Cuba como un huracán de categoría 3 , provocando daños cuantiosos y graves inundaciones en provincias como Santiago de Cuba, Granma y Holguín . El fenómeno se caracterizó por vientos destructivos que causaron el derrumbe de múltiples viviendas (parciales y totales), la caída masiva de postes eléctricos y árboles , y severas afectaciones a la infraestructura en general. Además, la agricultura de la región, que incluye cultivos clave como el café y la yuca, sufrió perjuicios considerables. Afortunadamente, se logró la evacuación de más de 735.000 personas en las provincias orientales, una medida preventiva esencial que resultó en la ausencia de víctimas mortales reportadas en la isla.
Los efectos del huracán Melissa van más allá de los daños físicos directos, complicando la situación humanitaria preexistente en el país. El ciclon ocasionó cortes generalizados y masivos de energía y afectaciones a las redes de comunicación (telefonía y fibra óptica) en la zona oriental. Si bien las lluvias torrenciales trajeron un beneficio al superar la intensa sequía que afectaba a la región e incrementar significativamente el volumen de agua en los embalses, la destrucción material se suma a un contexto de escasez de alimentos y medicamentos. Esto convierte la recuperación post-huracán en un reto logístico y de reconstrucción de extrema complejidad para la nación caribeña.
Llamado de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba


