La Democracia no es únicamente un conjunto de garantías institucionales. Es la lucha de unos sujetos, en su cultura y su libertad, contra la lógica dominadora de los sistemas.
Alain Touraine
María Gabriela Mata Carnevali *
Venezuela ya votó, y votó por el cambio. Edmundo González Urrutia es nuestro presidente electo y Maria Corina la líder indiscutible de la oposición . Que Jorge Rodríguez, el ilegítimo representatne de la ilegítima Asamblea Nacional, esté ya pensando en organizar unas nuevas elecciones habla de su desespero por pasar la página, pero no lo podemos permitir. Para manifedtar nuestro sueño de libertad es menester hacer énfasis en lo que nos trajo hasta aqui y dejar a un lado lo que no ha funcionado.
Estamos en un punto que era difícil de imaginar tan solo un año atras. Recapitulando tenemos que: 1) La sociedad civil organizó impecablemente unas primarias en las que se eligió un candidato único. La inhabilitación de María Corina, clara vencedora de la consulta, no alteró nada, porque ella con visión estratégica endosó su capital político a una figura conciliadora como Edmundo González Urrutia. 2) Ganamos por más de cuarenta puntos unas elecciones realizadas según los términos del régimen y tenemos como probarlo. 3) Edmundo está dando la vuelta al mundo y ganando aliados para nuestra causa. 4) Maria Corina resiste y continua a dictar la pauta a seguir desde la clandestinidad y 5) Los venezolanos la respaldan respondiendo a sus convocatorias dentro y fuera del país, porque la gente votó y defiende su voto movida en sus fibras más íntimas.
Entonces, FUNCIONARON las emociones y el voto como forma de resistencia. Los videos de la época de la campaña muestran la emotividad a flor de piel de una nación que ya no aguanta más las constricciones impuestas por el chavismo. Nada detiene a este bravo pueblo que al votar el 28 de julio de 2024 dejó atrás marcadas tendencias abstencionistas promovidas desde la oposición que tuvieron un pico histórico en las regionales de 2021 y que terminaron por debilitarla.
Frente a la magnitud de la crisis humanitaria y la restricción de los derechos se fortalecieron la conciencia y la acción ciudadana. Frente a la separación de las familias y las dificuladades cotidianas de los migrantes creció la determinación de recuperar el país. Las elecciones negociadas en el Acuerdo de Barbados en 2023 parecía el acto más subversivo de todos, entre el abanico de opciones de la lucha noviolenta. Y la batalla, como dice María Corina, “cobra visos existenciales, éticos y espirituales” al ser una batalla por la supervivencia, que se da en el marco de valores encontrados, resumidos en una lucha del bien contra el mal.
La tragedia que vive el país, como bien señala el ex embajador Ochoa Terán en un artículo reciente de El Nacional, “fue que la gente cifró sus esperanzas de que el 28-J se respetaría la voluntad popular, una vez que no ocurrió esto, las expectativas se trasladaron al 10 de enero esperando que en esos seis meses se pudiera encontrar una solución para que se ratificara la expresión del soberano” (El Nacional, 2025).
La juramentación de Maduro a sangre y fuego dejó un sentido de impotencia en los venezolanos que el régimen trata de capitalizar con este nuevo llamado a elecciones. Repitiendo su estrategia divisionista, compra conciencias al mayor y al detal. Léase partidos o individualidades que de forma egoísta aspiran a una resurrección de entre los muertos. Pero ya Maria Corina alzó su voz de alerta. Quien no respete y defienda el resultado del voto popular del 28J no tiene moral para pedirlo de nuevo. Las elecciones son para elegir no para lavarle la cara a la tiranía.
Hay que hacer de tripas corazón y continuar luchando. Lamentablemente, y esto hay que decirlo, se generaron demasiadas expectativas con inavasiones cantadas y demás. La idea era, supongo, obligar al régimen a negociar. O precipitar la huída del tirano. Lo cierto es que todas las opciones siguen sobre la mesa y un gobierno favorable al cambio en Estados Unidos, con una figura fuerte como Trump en la presidencia, puede hacer la diferencia. Pero manejar fechas definitivamente NO FUNCIONA. Hay que mantenerse activos sin fecha en el calendario.
Lo importane es que no estamos solos. Este argumento se construye sobre la base de la solidaridad internacional, el apoyo regional y el papel de la diáspora. A pesar del silencio oprobioso del fiscal Karim Khan del Tribunal Penal Internacional y la cuasi paralización de la OEA por los micro estados caribenos, la comunidad internacional consciente de la oportunidad de fortalecer la democracia en el continente, ha aumentado la presión a través de comunicados y acciones más o menos contundentes, ofreciendo mediación y/o condenando actos de injusticia.
Claro que hay excepciones vergonzonzas dictadas por la geopolitica, como las posturas complacientes de Rusia, China, Irán y Turquía y la de la llamada izquierda latinoamericana; pero más que llorar por la desfachatez de Cuba o Nicaragua, o la tibieza de México, Colombia y Brazil, habría que alegrarse por el espíritu democrático expresados por Chile y Uruguay. Sobre todo cabe alegrarse por el apoyo de los pueblos que, independiente de las políticas de sus gobiernos, comprenden y apoyan la causa venezolana. Que decir de la diáspora. Los mas de 7 millones de venezolanos que hoy viven en el exterior han levantado su voz en solidaridad con los que permanecen en el país, enviando remesas, organizando protestas pacíficas y generando conciencia sobre la realidad que enfrenta su nación.

Más que la conformación de un gobierno paralelo, vía juramentación de Edmundo frente al Tribunal Supremo en el exilio, me cuento entre los que creen que ahora lo que conviene es enfatizar el carácter criminal del régimen. La venezolana no es una dictadura cualquiera, es una narcodictadura que hace parte del crimen transnacional.
Se ha documentado que el gobierno venezolano está comprometido en el tráfico de drogas a gran escala. El llamado «Cartel de los Soles», por ejemplo, constituye una red criminal integrada por miembros de las fuerzas armadas venezolanas que maneja el tráfico de cocaína hacia Estados Unidos y Europa. Además, se han señalado alianzas con grupos irregulares como las FARC y el ELN de Colombia, y vínculos con actores estatales o paraestatales de países como Irán, Rusia y Turquía, involucrados en operaciones de lavado de dinero o en la provisión de armas y tecnología. Como resulta obvio, esto representa un desafío a la estabilidad y seguridad global. La venezolana es hoy una causa global.
Países como Estados Unidos, Canadá y algunos de la Unión Europea ya han implementado sanciones contra altos funcionarios del régimen, acusándolos de participar en actividades ilícitas y lavado de dinero. Se aspira a mucho más. Se está trabajando por más.
En este sentido, aparte de continuar la presión ante el TPI para que este emita sin más dilación la orden de captura contra Maduro y sus secuaces por la comisión de crímenes de lessa humanidad, cabe apelar a la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, conocida como la Convención de Palermo. Como se lee en su prefacio: “Si el imperio de la ley se ve socavado no en uno, sino en varios países, quienes lo defienden no se pueden limitar a emplear medios y arbitrios nacionales”. También cabe debatir en torno a las posibilidades que abren la Responsabilidad de Proteger (R2P) y el derecho a asistir (DA).
La doctrina de la responsabilidad de proteger fue concebida como un marco de principios para evitar atrocidades masivas (genocidio, limpieza étnica, crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad). Lamentablemente, su aplicación en el plano mundial resulta problemática por cuanto entra en conflicto con el principio de no ingerencia basado en la soberanía nacional, que para la mayoría de los Estados no admite excepciones. Otro obstáculo mayúsculo es que requiere aprobación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, una instancia diplomática con posibilidad de veto, que permite atajar las mociones más radicales (por ejemplo, una intervención armada).
En mi opinión, es posible y deseable aproximarse a la responsabilidad de proteger desde una perspectiva distinta a la de los Estados nacionales y sus intereses particulares; intereses que, por lo demás, están siempre sujetos a los pragmatismos y valores ideológicos de los gobiernos de turno. Conviene promover un marco normativo que considere, por sobre todas las cosas, el bienestar de las poblaciones en riesgo y favorezca la coordinación internacional y el apoyo a las campañas de resistencia civil no violenta (Ackerman y Merriman, 2019). En nuestro caso, dada la continuada ofensiva contra las ONG y los defensores de los derechos humanos, la cuestión resulta urgente (Mata Carnevali, M.G., 2020).
La represión de las protestas, las desapariciones forzadas y los casi 2000 presos políticos sin duda han hecho mella en la combatividad popular. El derecho a asistir permitiría a las ONG llevar adelante su labor de previsión y asistencia, y a los activistas civiles amenazados contar con la posibilidad de acceder a fondos económicos que les aseguren la conservación de la integridad física y su salud mental. Incluso en casos extremos se puede ofrecer reubicación completa y apoyo a las solicitudes de asilo.
Con el respaldo de nuestros aliados internacionales y con la firme determinación de cada venezolano que no se rinde, podemos decir con certeza que el bien vencerá. Ningún régimen es más fuerte que la voluntad de un pueblo decidido a cambiar.
María Gabriela Mata Carnevali, Internacionalista. Università degli Studi di Palermo. @MariagabPa2024
Referencias:
- Ackerman, P. y Merriman, H. (2019): Evitando atrocidades masivas: de la responsabilidad de proteger (RP) al derecho de asistir (DA) campañas de resistencia civil. Washington: International Center on Nonviolent Conflict. Disponible: https://www.nonviolent-conflict.org/resource/rtoa-spanish_page/
- Mata Carnevali, M.G (2020). De la responsabilidad de proteger al derecho a asistir. Disponible: https://www.debatesiesa.com/de-la-responsabilidad-de-proteger-al-derecho-a-asistir/
- Ochoa Terán , Luis (enero 19, 2025). El 28J, el 10E y lo que viene Disponible: https://www.elnacional.com/opinion/el-28j-el-10e-y-lo-que-viene/
- ONU (2004). Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional y sus protocolos. Disponible: https://www.unodc.org/documents/treaties/UNTOC/Publications/TOC%20Convention/TOCebook-s.pdf