Presentamos la carta escrita por los protagonistas del focolar de El Salvador, al obispo de la diócesis de San Vicente en El Salvador, quien expresa en breve y muy significativamente lo vivido, junto a las impresiones y las fotografías. Una experiencia concreta del Evangelio que se hace vida.
San Salvador, 17 de julio de 2024.
Asunto: Agradecimiento a Monseñor José Elías Rauda, Diócesis de San Vicente
Queridos Mons. Rauda, Pbro Remberto, Pbro Oscar, Diacono Carlos y a cada miembro de las Comunidades que componen las capillas de la Parroquia El Calvario.
¿Cómo podríamos agradecerles por la posibilidad que hemos tenido, de compartir este hermoso mes de muchas gracias?
A través de Monseñor Rauda y Pbro. Remberto Hueso que nos abrió las puertas de la Parroquia El Calvario y la consecuente posibilidad de cercanía a las 17 Comunidades con la finalidad de presentar el estilo de vida del Carisma, o sea presentar- comunicar nuestra experiencia y -dialogar sobre nuestra vida basado en el evangelio, en el Carisma de la Unidad.
Quisiéramos que este agradecimiento llegara a cada uno de ustedes porque fueron parte constitutivo de nuestro peregrinar en la misión: a cada miembro integrante de las distintas Comunidades: Colonia Severo López; Divino Niño; Señor de las Misericordias,
Guadalupe, Los Delgados; Los Hernández; Potrerillos; Santa Cruz Milagrosa; El Calvario; Guadalupe; San Francisco Iraheta; María Auxiliadora; Cerro Colorado; Sagrado Corazón; La Labor; Colonia San Rafael; Colonia Los Ángeles y Colonia Santa Elena.
Desde el primer momento, cuándo surgió la posibilidad del Proyecto de visitarlos y entablar espacios de diálogo, de intercambio recíproco, nos llenó de profunda alegría y, además, representó para nosotros un momento de solemne preparación, aún más que alistar la casa para recibir a los familiares lejanos, era y es para nosotros acoger y a dar a Jesús.
Los encuentros fueron muchos y -cada uno de ellos-, un momento de alegría, de sinceridad, de escucha recíproca, de valioso enriquecimiento personal y comunitario. Podemos afirmar que hemos encontrado comunidades sólidas, unidas para superar a las dificultades decurrentes de las diferencias e incomprensiones. Vivimos una verdadera experiencia de los Primeros Cristianos, “…una sola alma y un solo corazón” (Hch 4,32), verdaderos momentos caracterizados por la alegría de reconocernos como hermanos y hermanas y unidos por el deseo de experimentar la potencia y la fuerza que brota del evangelio, cuando tratamos de vivir con la presencia de Jesús: “Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy…” (Mt, 18,20).
Quisiéramos agradecer, además, por todos los esfuerzos realizados para recibirnos dignamente, a través de los muchos detalles: preparar los ambientes para que nos sintiéramos cómodos, las muchas personas que se vieron involucradas y comprometidas en atendernos con los desayunos, almuerzos y cenas (todos preparados con mucha esmero y cariño), en fin, nos donaron generosamente y de manos llenas todos estos regalos. Que Dios le pague a cada uno, por qué; «…todo aquel que da de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, les aseguro que no perderá su recompensa. » (Mt 10, 42)
Este versículo expresa lo que hemos vivido y contemplado durante nuestra estancia, entre ustedes, y estamos convencidos que la recompensa será derramada en sus corazones y en el seno de la comunidad abundantemente: una medida buena, apretada, sacudida y repleta (Lc 6, 38).
Nuestros corazones han regresado enriquecidos; con un deseo profundo de seguir sembrando la semilla de Paz, esperanza como nos dijeron y sobre todo de unidad.
Para terminar, les agradecemos también porque una vez más pudimos constatar la plenitud de nuestra vocación y la potencia de las promesas de Jesús: ‘quien deja padre y madre, hermanos…, recibirán todo esto centuplicado y la vida Eterna’.
Gracias por todo y ojalá nos veamos en noviembre para la segunda etapa de la misión que está destinada a quienes quisieran profundizar en el Carisma de la Unidad.
Por Antonio, Maria Cecilia, Julio Hernández, Elena Zunega, Oscar Montes, Telma di Maria y toda la comunidad de los Focolares en El Salvador.
Focolar Temporal de Ilobasco (El Salvador)
Diócesis de San Vicente
(31 de mayo al 28 de junio)

Remberto Huesos
Soy Remberto Huesos, párroco de El Calvario, de Ilobasco, en la Diócesis de San Vicente, en El Salvador. Aquí tenemos 17 comunidades rurales y este mes, estamos haciendo la experiencia de vivir más de cerca la espiritualidad del Focolar. Han venido las focolarinas para establecer un Focolar Temporal y algunos focolarinos, también, están con nosotros compartiendo, durante estos días.
Para mí ha sido muy edificante y, sobre todo, sorprendente notar el cumplimiento de las palabras de Chiara, que todos somos candidatos a la Unidad.
Me ha sorprendido gratamente ver como las personas están totalmente abiertas para escuchar el mensaje que traen y como todos estamos ávidos en conocer esta necesidad de ser más hermanos.
Agradezco profundamente esta iniciativa que han tenido los focolarinos de estar con nosotros y sé que darán muchos frutos para la santidad de nuestro pueblo.
Romeo Granados
Hola a todos,
les mando un saludo a cada uno.
Me presento: mi nombre es Romeo Granados y soy miembro del Movimiento de los Focolares, aquí en El Salvador. Estoy en la rama de los Gen 2. Quisiera hacer este videíto para contarles un poco las últimas experiencias que hemos tenido, en Ilobasco, en el Departamento de Cabañas.
Hemos estado reuniéndonos con diferentes Capillas, de la Parroquia El Calvario, de allí Ilobasco y han sido unas experiencias muy lindas, llenas de Jesús en medio, dando talleres, de la Unidad, del Arte de Amar a familias, a adultos, a niños, la hemos pasado súper bien, compartiendo con ellos, nos hemos enriquecido recíprocamente.
También hemos estado en el Instituto Karol Wojtyla, también hemos compartido con los maestros, con los alumnos y de igual manera ha sido una experiencia muy enriquecedora. Ha sido un gusto para mí estar presente con ellos y ganas de seguir también y a los que quieren sumarse a estas actividades, son bienvenidos.
Telma Rodrigues
Les cuento un poco de la experiencia que estamos viviendo, aquí en Ilobasco. Llegamos el 31 de mayo y regresamos el 28 de junio. Está siendo una experiencia extraordinaria, un poco
en las manos de Dios, tal cual Abraham que se ha marchado sin tener idea donde se iba, ni como le hubiera sido.
Llegamos en 4 personas a una casa que justo días antes la había encontrado.
Como no teníamos idea donde llegaríamos, esta característica la vivimos todos los días, pues la Providencia no ha faltado, sobre todo, en las relaciones, en contactos… pero este contacto de corazón, este contacto de corazón para corazón.
Aquí, las comunidades son numerosas, pues son comunidades rurales, donde somos acogidos con los brazos abiertos y también, con el alma, porque la acogida del Carisma está siendo algo impresionante, porque llegamos y lo acogen como esponja, como una novedad.
Ya, durante estos días, hemos tenido innumerables coloquios, visitas, providencias; sin embargo, ha habido también encuentro con el dolor (en diferentes situaciones).
En cada comunidad a menudo vamos acompañados con el sacerdote (Pe. Remberto), que nos presenta a los parroquianos, el Carisma, como un camino de santidad y esto para la gente es como una posibilidad de abrazar esto, abrazar el anuncio, este anuncio que cambia la vida, como lo ha expresado Margaret.
De igual manera para nosotros representa un anuncio, en el hecho de ver la actualidad del Carisma y del Ideal, cuánto nosotros podremos aportar y además este amor que va y que viene y comprobar así que hay más alegría en donar, que recibir.
Julio Hernández
Para mí, el Focolar Temporal, aquí en Ilobasco, ha sido una experiencia muy linda: compartir este gran Ideal con todas estas personas nuevas y ver la necesidad que ellos tiene en conocer algo más. Para mí me deja esta alegría de ver sembradas estas semillas, en este lugar.
También tenemos un sacerdote, mejor dicho, 2 sacerdotes que tiene el Ideal y para mí son, unos popos. Esto me llena de mucha alegría de compartir con ellos y compartir con estas comunidades, tan grandes, tan puras, tan llenas de Dios, dónde podemos sembrar muchos y así cosechar un día.
De veras, le doy gracias a Dios, gracias al Espíritu Santo por darnos este momento de este Focolar Temporal, que para mí ha sido lo mejor de todo.
Por Comunidad de El Salvador