Federico Carrasquilla: el hombre que susurraba el Reino de Dios, el apóstol de los pobres

Una noticia que entristece a buena parte de la ciudad, especialmente a aquellos que, en los barrios periféricos y más vulnerables de Medellín, pobres y oprimidos, conocieron su labor y lucha incansable. Para muchos de ellos, el padre Fede, como le decían, fue una especie de superhéroe.

El 29 de julio a las 5:50 am falleció Fede, como le gusta que lo llamaran, noticia inesperada porque, a pesar de sus 89 años, era un hombre lúcido, con gallardía, jovial… siempre que le preguntaban sobre su estado: ¿cómo está? ¿Cómo se siente? Sus respuestas contundentes y sinceras – estoy muy bien, no me duele nada y estoy contento y medio. Me ha tocado una vida de maravilla y añadía – A mí me ha  tratado muy bien la vida, me han colocado a hacer lo que me gusta, creyendo que lo que me colocan es un castigo. Vivo de maravilla, no me falta nada.

Fede manejó un bajo perfil, por eso hablaba abiertamente y justificaba su forma de ser. Cuando uno está abajo, puede decir lo que le dé la gana. Los que están arriba son los que tienen que cuidarse. Sus estudios lo llevaron a apasionarse por Jesús y ser reflejo de él, convergiendo sus actitudes. Llegó a ser rector del seminario de Medellín en la etapa de filosofía, profesor de la Universidad Pontificia Bolivariana; Fede chocaba con las estructuras institucionales, siempre entendió que el ministerio era para servir y no para ser servido (Cfr. Mt 20, 28). (…) Hoy decimos Fede: intercede por nosotros. 

Por Julián Bedoya

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