Comunidades con corazones ardientes y abiertas a todos 

 Durante este año 2024, la palabra “Nacidos” nos ha venido acompañando en varios números de la revista. El motivo es ayudarnos a comprender que hay realidades muy profundas y esenciales que están escritas en caracteres grandes en nuestro corazón desde que fuimos generados y que no vienen evidenciadas solo desde afuera. Esclarecido este aspecto, podemos sentirnos fuertes y consistentes aún en medio de cualquier circunstancia de la vida en que nos encontremos.

Llevamos tesoros en nuestros corazones depositados por Dios el día que nos generó en el seno materno. Es por esto, que “Nacidos para crecer en comunidad” nos llama a una vocación esencial y originaria que se acuna en nuestro ser.

Si bien, el individualismo de estos tiempos nos persigue sin darnos tregua y en cada momento hay que reflexionar y discernir frente a nuestros sentimientos y actitudes para entender si nuestros modos de proceder son o no fruto del individualismo, no por ello debemos enterrar estas preguntas, venido acompañando en varios números de la revista. El motivo es ayudarnos a comprender que hay realidades muy profundas y esenciales que están escritas en caracteres grandes en nuestro corazón desde que fuimos generados y que no vienen evidenciadas solo desde afuera. Esclarecido este aspecto, podemos sentirnos fuertes y consistentes aún en medio de cualquier circunstancia de la vida en que nos encontremos. ni banalizarlas. Es sin duda, un virus también pandémico que todo lo inocula llevándonos continuamente a pensar solo en nosotros, y desde noso tros mismos. Sin embargo, la marca de origen que llevamos dentro de ser nacidos para crecer en comunidad nos ofrece siempre un salvataje.  

Y no se trata de comunidades intimistas que pueden ser un bálsamo para un espiritualismo también cerrado. Son comunidades ardientes del fuego del amor recíproco, de la presencia de Jesús entre sus miembros como Chiara Lubich nos narra en estas páginas. Son comunidades vivas, de corazones comprometidos cuya dimensión y mirada es el bien común y abiertas de par en par.

Ciudad Nueva Interamericana nos invita a reconocernos en esa dimensión de haber venido al mundo para crecer en comunidad, en plenitud de amor, de unidad y de luz. 

Por Susana Nuin Núñez

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